Quien no tiene en su entorno, un cuñado, un hermano, un amigo o un conocido, de esta especie llamada “TODOLOGOS”.
Este fenómeno no se debe a que vivamos en una era digital, donde la información se adquiere por cualquier método rápido y al alcance de todos. No, se debe a las personas que precisan reconocimiento constante de su valía, para poder aumentar su autoestima. Ellos, quieren hacernos creer que dominan una amplia gama de temas y tienen la necesidad de corregir y rectificar a los demás.
Los todólogos no son necesariamente expertos en ningún campo en concreto, pero tienen la capacidad de opinar o lo que es mas grave, imponer su criterio, sobre cualquier tema, desde economía y/o política, hasta de música victoriana o la integración de una nave espacial en un concurso de baile.
Utilizan un supuesto conocimiento y se vienen arriba en reuniones mayoritariamente, para corregir a quienes consideran menos informados o más débiles en sus afirmaciones.
Ni que decir tiene que en los chats en línea y en redes sociales, los todólogos son omnipresentes. Muy a menudo, se encuentran en los comentarios de los artículos y las publicaciones sus opiniones sin que nadie se lo haya preguntado.
Su presencia puede ser a la vez útil e irritante, a veces ofrecen información bien fundamentada, pero en casi la mayoría de ocasiones resultan pedantes y arrogantes.
Una de las características más notables de los todólogos es su resistencia a aceptar la posibilidad de estar equivocados, incluso cuando se les presentan evidencias que contradicen sus afirmaciones.
El surgimiento o el resurgimiento de los todólogos no hace plantearnos preguntas interesantes sobre la naturaleza del conocimiento y su autoridad ¿Es posible realmente ser un experto en todo?
Si bien, los todólogos pueden ser una fuente de información valiosa en ocasiones, es importante recordar que el conocimiento especializado y la experiencia son invaluables. En lugar que querer abarcarlo todo, es fundamental conocer los límites y estar dispuesto a aprender de los demás.
En última instancia, los todólogos pueden ser un recordatorio de la importancia de la modestia intelectual y la apertura a diferentes perspectivas.
En esta globosfera en la que, la evolución y el cambio es constante, la capacidad de escuchar, aprender y admitir la propia ignorancia puede ser más valiosa que nunca.
Pero tuve la suerte de no encontrarme con ningún todólogo en la V Gala de los premios de la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla.
Entre los premiados se encontraban el reconocido empresario Miguel Fluxá, presidente del Grupo Iberostar; el chef y empresario aragonés, Carmelo Bosque; la empresaria Ana Moreno, responsable de la firma sevillana Inés Rosales o el Hotel Radisson Collection Magdalena Plaza Sevilla.
Felicitar de corazón a Verónica Álvarez Ruiz, por su bien merecida medalla que la Ciudad de Morón de la Frontera le ha concedido por sus cualidades y méritos personales además de su aportación al arte y la cultura en beneficio de la ciudad. Y al abogado sevillano Joaquín Moeckel, por su también merecida medalla al mérito civil de la ciudad de Sevilla entregada por el alcalde José Luis Sanz.
De la mano del actual presidente, Rodrigo Molina, con motivo del Día de Andalucía, se celebro el I Festival taurino 2024 del Real Club Pineda de Sevilla.
Lleno hasta la bandera, es este caso hasta las banderas (Andalucía, España y la del Club) que lucía esa plaza portátil, que acogió a más de 4.000 espectadores para presenciar el espectáculo que contó con los novillos de Espartaco, Talavante, Murube, Torrehandilla, Luis Algarra y Núñez de Tarifa.
Los diestros y novilleros fueron Eduardo Dávila Miura, que fue premiado con la vuelta al ruedo, Alejandro Talavante, dos orejas; Daniel Luque se llevo una oreja al igual que Javier Jiménez y Pablo Aguado y el novillero que triunfó con dos orejas Rodrigo Molina.
En la siguiente nos vemos y os seguiré contando qué pasó por aquí.