Millones de personas alrededor del mundo, cada año han esperado con ansias la celebración de la Semana Santa, momentos de reflexión profunda y devoción religiosa.

Una de las tradiciones más destacada en esta festividad es la realización de las estaciones de Penitencia, en la que los fieles acompañan procesiones de las hermandades a las que pertenecen y a los cristos y vírgenes en pasos que representan la pasión y muerte de Jesucristo.

Para muchos, las procesiones de penitencia no son solo desfiles religiosos; son momentos de profunda conexión espiritual y comunidad. La oportunidad de acompañar los pasos sagrados a través de las calles de la ciudad es considerada una experiencia única y significativa, una oportunidad para expresar devoción y arrepentimiento.

En diversas ciudades, entre las que se encuentra Sevilla, se ha visto empañada por condiciones climáticas adversas, con lluvias persistentes que han obligado a cancelar o posponer las estaciones programadas, ya que han impedido que estos momentos se materialicen este dejando a los asistentes y penitentes con un sentimiento de tristeza, vacío y desconsuelo;  pero detrás de las imágenes impresionantes y los momentos de fervor religioso, hay una realidad que a menudo pasa desapercibida: el doloroso sacrificio que experimentan aquellos que participan en estas celebraciones

además del pesar de no ejecutar todo aquello para lo que se prepararon durante meses invirtiendo tiempo y esfuerzo para cumplir con sus promesas y devociones.

A pesar de la desilusión causada por la lluvia, muchos fieles han expresado su comprensión y aceptación de esta situación, ya que en esta bendita tierra se necesita con avidez el agua. También, reconocen que la prevención para posibles desperfectos de las imágenes y su propia seguridad además de la de los participantes, deben ser la principal prioridad. 

Sobre todo, se destaca la importancia de mantener viva la fe y la esperanza en momentos de tanta adversidad.

Muñecas

Y las que no tienen momentos de adversidad son las muñecas Pepillas cofrades, que no quieren dejar sus tradiciones atrás y por eso se visten de nazarenas.

Ellas acompañaran a los niños y niñas a las sillas y los palcos para coger caramelos y pedir cera.

Estas muñecas nacen para llevar la túnica de la hermandad a la que pertenecen sus dueños y dueñas, San Bernardo, La O, la Estrella etc.

Las túnicas ejecutadas artesanalmente para no perder su esencia, confeccionadas con terciopelos, ruan, capas de sarga con caminos infinitos de botones, cinturones de esparto cíngulos de oro, estas muñecas que se pueden adquirir en De Triana en la calle Pureza, están perfectamente ataviadas para vivir y sentir la Semana Santa y jugar todo el año a la Semana Grande.

En la siguiente nos vemos y os seguiré contando qué pasó por aquí.