En uno de los últimos videos publicados en Tik Tok me refería a los rostros aparentemente torturados de los presuntos autores del atentado en Moscú en el que fallecieron más de 140 personas, en el día que comparecieron en una vista en el tribunal.
Mi pregunta era qué les parecía a los seguidores de mi intervención esa actitud de la policía que había tenido bajo su custodia a los presuntos terroristas. Es decir, si aprobaban o no que se aplicase el ojo por ojo a unos detenidos.
Por supuesto, cualquier persona normal y bien nacida, condena dichos atentados y desea que se aplique la máxima pena a sus autores una vez que se dicte la correspondiente sentencia firme.
Ahora bien, partiendo de que en Rusia no existe un Estado de Derecho democrático y las elecciones para elegir presidente y otros cargos no son libres, hay un código penal y una constitución que podrían respetarse, por muchas críticas que deberían dirigirse respecto al ordenamiento jurídico ruso.
Aún con esas leyes, lo mínimo que podría hacerse aunque sea de modo aparente, es respetar la integridad física y la vida de los detenidos. Al contrario de lo que debería ser, al menos en mi video de Tik Tok antedicho, el 95% de los participantes que han emitido comentarios, se muestran a favor de que la policía supuestamente haya torturado a los imputados.
No solamente eso, sino que algunos han dicho “que poco les han hecho” que “así aprenden”, que “los tenían que haber matado”, que “¿cómo van a confesar si los tratan bien?”, que “está muy bien por haber matado a tantas personas”, etc.
Es decir, la mayoría de los que han opinado sobre mi vídeo y mi pregunta, ha expresado estar a favor de la tortura, el ojo por ojo e incluso la ejecución de los detenidos, sin juicio siquiera.
Con lo cual, están en contra del respeto a los derechos humanos, un proceso con todas las garantías, el derecho de defensa y la tutela judicial efectiva. Y están a favor de la venganza, de que el pueblo o la policía (se supone que apoyada por las autoridades del Estado) infrinjan el castigo físico más cruel a los sospechosos de cometer delitos graves.
Al parecer, los detenidos podrían haber sido mutilados con la amputación de una oreja (se dice también que quizás otro habría perdido el pene), otros han recibido descargas eléctricas, algún tipo de lesión en su rostro hinchado, golpes, etc.
Mi sorpresa es que una de las pocas personas que se mostraba en contra de la tortura era una aspirante a jueza y alegaba el respeto a los derechos humanos, que de nada servía la tortura pues no se le iba a devolver la vida a los fallecidos y que si no nos regíamos por unas normas, no podríamos convivir. Sin embargo, también fueron criticadas injustamente sus opiniones.
Me llama la atención que muchos ciudadanos hayan pasado de exigir las penas de cárcel más altas, la cadena perpetua o la pena de muerte, a solicitar o estar de acuerdo con la tortura, la inquisición, la dictadura, el estado totalitario y la crueldad.
En definitiva, parece que muchos han pasado de desear las máximas condenas de acuerdo con el ordenamiento jurídico “al ojo por ojo, diente por diente”, apoyando claramente el horror y los castigos más sanguinarios, olvidando que alguna vez ellos o los suyos podrían ser víctimas de los verdugos.
¡Cuidado porque una noche podrían llamar a tu puerta y entonces ya sería tarde!