Este lunes se abrió el voto para la consulta sobre el modelo de Feria para Sevilla. Se escuchaba cada día en el Real: “Ayer no se podía andar”, “pues con la cosa del festivo todo el mundo ha llegado más tarde hoy”, “desde el viernes se nota que quien puede se ha ido a la playa”…

Me imagino bastante participación por las invitaciones a votar de las redes sociales, los enfados y lo que se dice con cada cerveza en la calle. Al menos por el resto, porque a mí no dejan de darme error los datos del censo y les aseguro que me sé quién soy.

El resultado de la votación, en cualquier caso, será un contrato como actores de esta obra de teatro que tantos aspiran a presenciar. El remake del “Show de Truman” a la española. La titulan ser sevillano.

Y con esta consulta de la Feria nos creeremos que hemos tenido algo que ver en lo que pasa en nuestra ciudad. Un margen de decisión, un poder sobre lo nuestro.

Y mientras vivimos en nuestra cortina de humo seguimos actuando en el teatro turístico de Sevilla sobre un estilo maravilloso de vivir.

O de malvivir pagando alquileres imposibles por una invasión de los apartamentos turísticos.

Del estilo maravilloso de trabajo precario juvenil en supermercados exprés 24/7 y en bares y restaurantes de turnos imposibles.

El teatro de la explotación a otros extranjeros pero que, no vienen precisamente a ser turistas sino ciclistas de Glovo y Uber.

La Sevilla que arquitectónicamente deciden los fondos de inversión con sus hoteles y permisos para hacer a su gusto nuestras plazas. O las residencias universitarias que proliferan, no para el impulso de ser ciudad universitaria sino por la posibilidad de convertir ese terreno después en hotelero.

La obra donde los pocos, no sevillanos por cierto, que se benefician de la hostelería cambian las cartas, suben los precios y ocupan los espacios públicos con veladores infinitos y permisos que se alargan desde la pandemia.

Un estilo propio de pasear sorteando un campo de minas entre mesas, grupos de free tour, parejas posando para la foto y el delantal de volantes que cuelga de un maniquí de plástico y no deja que se escuche la sevillana azules rejas, porque no sabemos el color de nuestras rejas entre tanta tienda de corcho.

Que me quiten lo bailao esta feria que es semana de la resurrección de una esencia pero que no me quiten la ciudad, ni se autodetermine Madrid capital de nuestro cante y baile

Diversifiquemos nuestra economía para dejar de interpretar y demos espacio a este estilo de vida, de vida de calidad y disfrute. Demos espacio a los turistas con la protección de nuestra vida por encima de la maquina de ingresar.

Propongo

que vendamos la energía solar que se acumula en nuestras azoteas,

que propiciemos el pequeño comercio de gente valiente,

que estudiemos a fondo el flamenco en las escuelas,

que lideremos el deporte acuático y al aire libre,

que la bici sea nuestro modelo de movilidad prioritario

Que bajemos un grado la temperatura plantando más verde

Que hagamos eso que dice la campaña

Sevilla

muy famosa

muy desconocida

Desvelemos el potencial que somos y que nosotros mismos no conocemos.