Por fin han bajado los 'megacangrejos' que estaban junto al faro de Chipiona a las rocas. Llegó el verano. La estación deseada. Una vez que lo tenemos encima nos damos cuenta de que apenas se puede salir a la calle desde las tres hasta las nueve. Se nos olvida. Entró el jueves a las 20:51 UTC, que correspondía a las 22.51 hora peninsular española. En estos tiempos todo se mide. La escala de tiempo mantenida por los laboratorios de tiempo de todo el mundo por relojes atómicos de alta precisión así lo comunicó. El Tiempo Universal Coordinado (UTC) es preciso aproximadamente a un nanosegundo (millonésima parte de un segundo) por día. Menuda locura la de los datos. Prefiero escuchar los cantes del ‘Nanoprimero’, el de Jerez, en cualquier reunión uno de estos días.

Lo del UTC es como lo de las VTC. Más vale cerrar bien el precio antes de coger un vehículo de transporte con conductor para hacer la mudanza a la playa, no sea que te quedes parado en un atasco de la autovía. La masa quiere olas y los fines de semana a las carreteras les ocurre lo mismo que a las arterias con el colesterol. Atasco de infarto. Cuando te quedas parado sobre el firme a cuarenta grados es el momento en el que te das cuenta de que el aire acondicionado no funciona bien del todo, el coche podría recalentarse y mientras va subiendo la aguja (hoy la mayoría digital) vas buscando un puente en el que refugiarte del sol en caso de tener que detenerte para esperar a la grúa. Por favor, revisen sus motores, el aceite y el agua… y la ITV ¡Ay madre!

Agua como la que pasa por los contadores que la empresa de aguas digitaliza en algunas poblaciones de la Sierra Norte y que hace que los vecinos tengan que invertir en fontanería para no quedarse sin suministro ¡A ver si acaba ya la cuesta de junio! Un átomo de Oxígeno y dos de Hidrógeno (H2O). Menuda tormenta dio la bienvenida al verano con los 24 litros que cayeron el miércoles. Ese bien preciado que nos calma la sed y permite llenar piscinas mantenidas con cloro (CL). Más de uno ha hecho la entrada a la nueva estación resfriado gracias a los vaivenes de la Tabla Periódica de los Elementos.

Tablas como las de madera. Esta semana se ha celebrado el 375 aniversario del fallecimiento en Sevilla del autor del Cristo de los Cálices, el alcalaíno Juan Martínez Montañés (18 de junio de 1649), al que sus contemporáneos llamaban Dios de la madera. Ojalá el verano 2024 tenga Clemencia con nosotros. Como los veraneos de antaño.

Recuerdo aquellos veranos en los que nos recogían del colegio para ir a la playa y no regresábamos a Sevilla hasta madrugar el mismo día que volvían a comenzar las clases. Eran meses en los que apenas se rellenaban unas páginas de los Cuadernos Rubio, de los que ahora se acaba de celebrar el centenario del nacimiento de su fundador (Ramón Rubio). Los veraneos de dos meses y medio son ya una especie en extinción, no así el lince ibérico, que acaba de pasar a catalogarse como especie vulnerable. Bendito sea Dios.

A medida que cumplo años prefiero los viajes al interior. La familia viajó hace unos meses a Mérida para celebrar una reunión en la que recordar momentos allí vividos hace más de cincuenta años. Mérida se apellidaba Cidi, con quien coincidí en una redacción hace más de treinta años. La profesión por fin lo reconoció estos días en las redes. Hasta mi admirado Jordi Sabaté Pons tuvo generosas palabras tras su marcha. Al final, bien. La vida siempre reparte justicia. Ya lo dijo Federico García Lorca: “Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo”. Gracias a Dios el tiempo pone a cada uno en su estación. Como los cambios de temperatura...