Los mensajes de WhatsApp se inundan de archivos temporales que, una vez abiertos, no puedes volver a ver. Autodefensa. Siempre temes lo peor, como cuando te llaman desde un número desconocido, porque con eso de la temporalidad siempre piensas que dicha fotografía la envía un conocido poco orgulloso de su selfie ridículo, o que simplemente pone una barrera a su obra porque no quiere que se viralice por las redes.

Temporalidad. Decía Amado Nervo que el cuerpo no es más que un medio de volverse temporalmente visible. Temporal es también la carrera de los grandes deportistas. Esta semana asistimos incrédulos a las despedidas de Andrés Iniesta y Rafa Nadal. Aquí no hay playa. El primero ha sido a los 40 años uno de los futbolistas más laureados, considerado uno de los mejores centrocampistas de la historia, con un total de cuarenta títulos oficiales. Uno por año.

Nadal, nuestro Jesse Owens, está considerado a los 38 años el mejor tenista en pistas de tierra batida de la historia y uno de los mejores de todos los tiempos. El más viral. Supo ganarse el corazón del mundo tras colarse por aquella puerta que abriera Manolo Santana allá por los años sesenta. El tenista afirmaba en el libro ’25 razones para conocer Sevilla’ que “Sevilla siempre será especial para mí. De aquí tengo mi primer gran recuerdo como profesional. Pero lo que la hace realmente especial es el calor de su gente y la belleza de sus calles y monumentos. Sevilla siempre en mi corazón… Gracias”. Gracias a Rafa por alegrar las tardes de nietos, padres y abuelos. Un pilar. Muchas de las que celebraron ayer su onomástica te van a echar de menos. Como el medallero de España.

Dos laureados. Aquí no hay guerra. Esta batalla no tiene nada que ver con la de Pablo Motos y David Broncano por las audiencias, aunque personalmente prefiero soñar con que suena en casa el teléfono para rápidamente descolgar y decir aquello de “la tarjeta del Hormiguero” ¡Vaya, vaya!

Temporal, aunque muy larga, ha sido la carrera hasta la aprobación de la Ley ELA. “Hemos logrado el derecho a la vida, para las personas enfermas de ELA y otras enfermedades neurodegenerativas mortales e irreversibles ¡Viva la vida!”, afirmaba en sus redes mi admirado Jordi Sabaté Pons desde la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados. Como la canción de Coldplay. Afortunadamente todo llega. Acaban de lanzar ‘Moon Music’, su nuevo disco.

Provisionalidad, transitoriedad, eventualidad, fugacidad… "No hay nada hecho por la mano del hombre que tarde o temprano el tiempo no destruya" (Cicerón). Los siglos son segundos, como los años de la carrera. Esos que la memoria aplasta bruscamente en nuestro cerebro ¿Recuerdas algo que sucediera en 1317 o el nombre de aquel profesor de cuarto curso? La nereida de la Fuente de Híspalis de la Puerta de Jerez no permanecerá eternamente mirando hacia San Fernando. Como el Tagarete, que no está en Umbrete. Dicha puerta en el siglo XXI se ubicaría en la entrada del autopista, junto al Lagooh o Dos Hermanas ¿Acabarán los ‘niños meones’ colocados sobre la barandilla del Puente del Centenario? ¡Ay madre! Terminaremos perdiendo la cabeza, como la fuente en 2012.

Y pasados por agua. Tan fugaz es la tostada de jamón del desayuno como el paso de los temporales. Como los de ‘Twister’, la película de Jan de Bont que contenía algunas escenas de tornados tan duras como las vividas esta semana en Florida. Pasó la época de los helados. Al final, bien. Se acabó Milton, Kirk o Berenice -nombre de la hija de Herodes Agripa I- y sus consecuencias… aquí se espera esa Magna que a alguno está dando más dolores de cabeza que las tormentas. Hay vida tras el 8 de diciembre. El invierno se acerca…