Nos han adelantado la Navidad. Pasó el Black Friday. En muchas ciudades de España el último viernes de noviembre no fue tan negro con el encendido de las luces navideñas, esas que según algunos expertos nos anima a celebrar, y a comprar. Ocurre como con los pasos, que ya salen durante todo el año. Hace tiempo que en algunos establecimientos hoteleros (en Nueva York lo vi hace más de veinte años) dejan encendidas las lucecitas todas las noches. Será que esa ansiedad desmedida por las compras también nos genera hambre… "El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir" (Mark Twain).

¿Quieres un par de calcetines gratis? Preguntaban hace un par de días unas chicas a quienes paseaban por las Setas con unos cuantos pares de prendas multicolores en las manos. "Si nos sigues en Instagram te doy un par de calcetines", decían. Dignidad. No pienso vender mi clic por un par de calcetines, pensé. Aunque a mí ni siquiera me lo ofrecieron ¿cómo iban a pensar que este cincuentón tendría también una cuenta en esa red social con miles de seguidores? ¡Ay madre! Y lo dice uno que superó el casting de abuelo para una campaña de los famosos chalecos de @artaban_shop

Compremos chalecos navideños. Se acabó ese divino mes que empieza con Todos los santos y termina por San Andrés. Entramos en diciembre. Desde hace una semana el brillo de los árboles de Navidad se asoma a muchas ventanas de la ciudad. Con tanta prisa también se adelantan las comidas con amigos y compañeros de trabajo. Nos coge el toro ante ese momento tan esperado (o temido) del año.

Cada vez es más complicado reunir a una docena de personas en un restaurante de la zona. Incluso hay grupos que la pospone al mes de enero para evitar el estrés que supone organizar un encuentro ¿Qué día quedamos?, ¿dónde?, ¿carne o pescado?, ¿cuánto nos va a costar?, ¿quién paga las copas? En el fondo es más complicado que resolver aquello de las cinco uve dobles del periodismo (Who, What, When, Where, Why). Y tampoco olvidemos el típico comentario que siempre surge: "cada uno se paga su copa porque paso de pagar 50 euros para que los demás se harten". Siempre nos quedará el menú para vernos… o las tapitas.

La rutina diaria hace que todos tengamos nuestra agenda repleta de obligaciones que nos impiden quedar y la excusa de la Navidad es una de las únicas ocasiones que nos quedan para reencontrarnos con amigos alrededor de una mesa. Últimamente es más fácil encontrarse con un paso que con un viejo amigo por la calle. Virginia Woolf decía que uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien. Objetivo: no abandonar el gym. Las comilonas las tenemos encima.

La vida es magna. Un poco de magno es mucho. Magno es el nuevo envase y estuche de los Dulces Conventuales de  las Hermanas Clarisas de Sevilla realizado en formato de "lata cuadrada" y basado, en una pintura original del artista sevillano, Javier 
Jiménez Sánchez-Dalp; los 90 años de Casa Román, uno de los establecimientos más emblemáticos situado en el corazón del barrio de Santa Cruz; así como las exposiciones que se pueden ver estos días en la Fundación Cajasol o en la iglesia del convento de Santa Clara.

Recuerdo aquello de que en la mesa nadie se aburre durante la primera hora. Hasta que alguien empieza a hablar de política. "La verdad no siempre es bonita, pero el hambre de ella sí" (Nadine Gordimer). Me gusta la Navidad y todo lo que recuerda y conlleva. Las reuniones y reencuentros con familiares y amigos. "Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año" (Charles Dickens). Al final, bien. La noche en Sevilla ya se ha iluminado. Los faroles y candelerías en una semana la harán brillar más. Feliz magna Navidad. El invierno se acerca…