Los olores tienen una capacidad única para transportarnos en el tiempo. Un aroma fugaz puede desatar una cascada de recuerdos, llevarnos a momentos olvidados y despertar emociones profundas. Este fenómeno, conocido como la memoria olfativa, conecta directamente nuestro sentido del olfato con el sistema límbico del cerebro, el área responsable de las emociones y los recuerdos.

El olor de una comida casera puede devolvernos a la cocina de nuestra infancia, donde nuestras abuelas cocinaban con amor. El perfume que alguien llevaba años atrás puede evocar encuentros románticos o momentos especiales, recuerdo que Bibiana Fernández contaba que, cuando se murió su madre, ella la echaba tanto de menos, que cogía su neceser para olerlo y así acercarse a ella. Incluso el olor a tierra mojada después de la lluvia puede trasladarnos a días de juegos al aire libre, a mí me traslada a Sigüenza donde pasé las vacaciones de toda mi infancia y juventud.

A diferencia de otros sentidos, el olfato tiene la capacidad de generar recuerdos con una intensidad y vividez sorprendentes. No vemos el pasado, lo olemos. Esto hace que los olores sean testigos silenciosos de nuestra historia personal.

Además de ser portales al pasado, los olores también nos inspiran en el presente. El aroma del café recién hecho puede llenar una mañana de energía creativa. Los perfumes florales pueden evocar calma y serenidad, mientras que los olores cítricos suelen asociarse con frescura y vitalidad. En el arte, la música y la literatura, los olores han sido fuente de inspiración para capturar momentos y emociones de formas inigualables.

Por ejemplo, escritores como Marcel Proust han explorado cómo un simple aroma puede desatar narrativas completas. En su famosa obra En busca del tiempo perdido, el aroma de una magdalena mojada en té desata un torrente de recuerdos que conforman el núcleo de la novela.

Pero también poseen un lado oscuro que puede resultar perjudicial o incómodo. Más allá de lo desagradable, algunos olores pueden ser invasivos, afectar nuestra salud y alterar nuestro bienestar cotidiano.

Un olor fuerte o persistente puede desencadenar dolores de cabeza, náuseas o alergias. En ambientes laborales o domésticos, la exposición prolongada a olores nocivos puede incluso representar un riesgo para la salud respiratoria. Por otro lado, la saturación de perfumes o fragancias intensas, aunque en principio agradables, puede convertirse en una molestia, especialmente en espacios reducidos.

Los malos olores también tienen un impacto social: un ambiente cargado puede generar rechazo, incomodidad o incluso afectar relaciones personales. En casos extremos, la exposición prolongada a malos olores en el entorno puede generar estrés, ansiedad o alterar el sueño.

Aunque solemos subestimar su influencia, los olores negativos nos recuerdan que este sentido, tan conectado a nuestras emociones, tiene un impacto significativo en nuestra calidad de vida. Aprender a identificar y gestionar los olores, tanto agradables como desagradables, es esencial para mantener un ambiente saludable y armonioso.

Más allá de lo emocional y creativo, los olores tienen una función práctica en nuestra vida diaria. Nos alertan de peligros, como alimentos en mal estado o humo.

En el ámbito de la salud mental, los olores se utilizan en la aromaterapia para reducir el estrés, mejorar el sueño y fomentar la concentración. Un estudio reciente encontró que ciertos olores, como la lavanda, pueden reducir los niveles de ansiedad, mientras que otros, como el eucalipto, tienen propiedades estimulantes.

Los olores no solo son detalles sutiles de la vida, sino también una forma poderosa de conectar con nosotros mismos y con los demás. Al final, cada aroma que percibimos se convierte en una pequeña nota en la sinfonía de nuestra existencia, recordándonos que estamos vivos, que hemos amado y que seguimos adelante.

¡Y qué bien huele esta maravillosa Sevilla! Una ciudad que, desde hace años, acoge con orgullo a la firma Loewe. En su emblemática casa de la Plaza Nueva, Cristina Domínguez y Ángel Rodríguez Almorín nos dieron la bienvenida con todo el encanto que caracteriza a la marca, ofreciéndonos además sus magníficas novedades de primavera

Cristina Domínguez y Angel Rodríguez Almorin

Cristina Domínguez y Angel Rodríguez Almorin E. E. Sevilla

"Levantemos el corazón" es la obra del periodista y escritor Javier Rubio que ofrece al lector una visión clara y cercana de las diferentes partes que componen la misa. Con un enfoque didáctico, el libro explica brevemente qué sucede en cada momento de la celebración.

Javier Rubio.

Javier Rubio. E. E. Sevilla

Quiero darle mi más sincera enhorabuena a Begoña Otaolaurruchi Sánchez de Lamadrid y Raúl Acuña Núñez, esa muñeca de hija que acaban de tener y que llaman Carmen (como su abuela)

No quiero terminar esta columna sin desearle de todo corazón una prontísima recuperación a mi gran amiga Ana García Romero, que ha tenido un accidente domestico y se ha fracturado un hombro y un pie. ¡Que te cures pronto!

En la siguiente nos vemos y os seguiré contando qué pasó por aquí.