Hace unos días se difundía el Anteproyecto de Ley del Estatuto Marco de las Profesiones Sanitarias, en fase de consulta pública. Este documento busca regular derechos, deberes, condiciones laborales y relaciones del personal sanitario del Sistema Nacional de Salud en España. Lo compartí con un colega médico para conocer su opinión, al día siguiente él tenía guardia de 24 horas: "Te daré mi opinión pasado mañana".

A las 8:00 del sábado comenzó su turno en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Más de 20 pacientes críticos ingresados en UCI lo esperaban; responsabilidad compartida con otro médico intensivista, hasta las 8:00 de la mañana del día siguiente,

La jornada se inició con una reunión de más de una hora para intercambiar información con el equipo saliente. Después de un breve café, atendió a un paciente en coma por meningitis grave; su vida corría peligro y las posibilidades de supervivencia se dilucidarían en las horas inmediatas. Consultó publicaciones médicas y contactó con especialistas para decidir el mejor enfoque terapéutico.

Tras casi una hora y media, pasó a revisar al segundo paciente. Sufría una hemorragia cerebral por rotura de un aneurisma. Realizó pruebas para medir el flujo de la sangre en el cerebro, y se disponía a prescribir el tratamiento, pero no pudo hacerlo, ya que recibió una llamada para que acudiera al servicio de urgencias. Un paciente que había sufrido un grave accidente de tráfico presentaba traumatismos en el tórax y en el cráneo. Enfermeros, cirujanos, anestesiólogos, traumatólogos, en los cirujanos y otros especialistas trabajaron en una frenética actividad coral marcada con abnegación y profesionalismo.

Tras ello, "ya son las 12:30 de la mañana", el médico pensó: "Aún me quedan muchos enfermos en UCI por revisar". Tomó 10 minutos de aliento, un segundo café y continuó su tarea en UCI.

Ya era mediodía. Finalizó las prescripciones del paciente con la hemorragia cerebral y continuó su trabajo con un paciente ingresado por quemaduras en el 80 por ciento de la superficie de su cuerpo; 24 años de edad, había sufrido un accidente laboral 12 días antes.  Situación crítica, revisión clínica amplia, cura de las quemaduras y la responsabilidad de realizar modificaciones en el tratamiento porque su situación empeoraba.

A las 14:00, ingresó en la UCI el paciente del accidente de tráfico tras una cirugía para evacuar un hematoma cerebral. Después de una breve pausa para comer; la tarde continuó con un ritmo frenético.

Solo un alto en el camino, pero no para descansar, sino para informar, consolar, y atender a los familiares de los pacientes que estaban ingresados en cuidados intensivos.

Por la noche, fue llamado de urgencia para de nuevo atender al paciente del accidente de tráfico. Había desarrollado muerte cerebral debido a una inflamación incontrolable del cerebro. Comunicó el doloroso desenlace a la familia, compartiendo su sufrimiento. La jornada avanzó con nuevas rondas de visitas y tratamientos. Durante la madrugada logró descansar dos horas, pero el resto del tiempo permaneció junto a los pacientes.

La noche se adentraba; el médico, mi compañero, deseaba una noche no especialmente difícil. Recordó el documento del Anteproyecto de Ley del Estatuto Marco que le di para leer. Pudo leer solo un par de párrafos, porque de nuevo fue llamado a realizar una segunda ronda de visita a todos los pacientes.

A la mañana siguiente, fui a tomar café con mi compañero. Era domingo, y él tras 25 horas de trabajo (24 de guardia más 1 hora para el cambio de información con los compañeros que comenzaban su guardia). Me comentó que la noche "no había sido especialmente dura”, ya que al menos había podido descansar entre las 4 y las 6 de la madrugada; el resto del tiempo permaneció junto a los pacientes.

Cara de cansancio extremo, ojos enrojecidos; le pregunté cómo se encontraba, aunque la respuesta era obvia. Me dijo: "Por cierto, solamente pude leer algunos párrafos del Anteproyecto del Estatuto Marco. De acuerdo a ese anteproyecto, mis últimas 24 horas no han sido de trabajo, sino de expectativas de trabajo; según ese documento, estas horas trabajadas no computarán para mi jubilación, y según ese anteproyecto estas horas no han sido extraordinarias…. No habrán sido extraordinarias para los que escribieron el estatuto, pero sí para mí, los pacientes y sus familias”.

"Así que, toma el documento del Anteproyecto de Ley del Estatuto Marco y que lo cambien".

Posdata: Los pacientes de este relato no son reales, pero las situaciones vividas sí lo son.