Un hombre de unos 30 años aguarda en la sala de espera de una consulta rutinaria en el centro de salud de Pino Montano A. Una mujer, también usuaria del centro, se adelanta para preguntar una duda al médico de la consulta. El hombre, que esperaba su turno, se enfada, comienza a gritar a la mujer y el sanitario sale en su defensa. El hombre le propina un puñetazo que provoca hematomas en la zona baja de la mandívula y el cuello del médico.
Esta es la realidad que viven cada mes los profesionales que trabajan en este centro de salud. Pero es una realidad compartida por otros muchos centros de Sevilla, según explica a este periódico una fuente que trabaja en el Pino Montano A.
El episodio descrito sucedió en la mañana del pasado martes, pero agresiones similares se vivieron hace dos semanas con el personal del mostrador. La inquietud está justificada porque, además, según explica esta fuente de la instalación sanitaria, no cuentan con personal de seguridad.
"Hace un mes, antes de las dos agresiones más recientes, rompieron también el metacrilato del mostrador. Las agresiones son constantes", afirma esta fuente. El riesgo está repartido y el problema es más complejo porque no se trata de una actitud reiterada de usuarios concretos del centro, "son distintos pacientes" los que las cometen.
Se suceden las agresiones
Esta última agresión tuvo lugar "a las once de la mañana del martes, aproximadamente, en la propia consulta del médico". Pero no era la primera vez que las esperas producían incidentes así. "Aquí tenemos muchos problemas con el sistema informático, porque están constantemente arreglándolo y los ordenadores van más lentos".
Cuando esto pasa, "se tarda más en reubicar a pacientes, en dar citas" y otros trámites. "Hace dos o tres semanas empezaron a armar jaleo entre la gente que esperaba para coger cita. Entonces comenzaron a insultar al personal administrativo del centro". Cuando esta fuente llegó al lugar, "estaba ahí la Policía Nacional y Local".
Aquel incidente derivó en la "renuncia al contrato de una de las administrativas". Ella "se ha ido, directamente". Pero, además, "dos están de baja".
Entonces "no se había llegado a las manos", aunque sí hubo "insultos", hasta un "te tiro los papeles. Ha habido agresividad", cuenta esta fuente, que no sabe "hasta qué punto los vecinos son conscientes de la violencia que se vive" en su centro de salud. "Porque después la gente se entera de lo que quiere", explica con resiganción.
Sin vigilantes de seguridad
En cuanto a la gestión del centro, afirma que "la parte informática está siempre en renovación, pero no tenemos vigilantes de seguridad". Lo tuvieron "justo después del COVID" porque "hubo una demanda muy agresiva también entonces". Pero no es optimista en este sentido: "la tendencia es de ir retirando vigilantes de los centros. No sólo de Sevilla, de toda Andalucía", señala.
Este es el Pino Montano A, pero "casi todos" se encuentran en la misma situación. "En el B tienen muchísimas agresiones. Es más, desde la dirección de ambos centros tenemos programadas reuniones con asociaciones de vecinos para poner la situación en su conocimiento". Quieren, de esta manera, que "se conozca la situación en la que trabajan los sanitarios, sobre todo los de atención primaria".
Ellos son "la puerta de entrada de la atención sanitaria".
Origen "multifactorial"
El origen del problema, según esta fuente del centro de salud de Pino Montano A, "es multifactorial". No tiene una sóla causa. "Es un origen mixto, desde hace mucho tiempo", afirma.
Primero, "un mal uso de los servicios sanitarios, de acudir a urgencias por cualquier cosa". Además, de las "listas de espera que hay para atención por especialistas". Un traumatólogo, por ejemplo, "puede tardar un año en verte". A eso "nunca se le mete mano". También lo que "se tarda en coger cita con el médico de familia".
En contraste con esto, "la atención por vía de urgencia sí es inmediata". Ha aumentado, además, "la exigencia" del usuario "después de la pandemia". De hecho, "hay más estrés, más gente con ansiedad, más disidencia".
Por lo pronto, el médico agredido en la mañana del martes "ya se ha pedido una baja". Otro asunto es la cantidad de pacientes que los sanitarios deben ver en un día. En este centro hay un total de diez médicos y once enfermeros, y los médicos tienen establecido con el sindicato médico atender, de forma presencial o telefónica, a "35 pacientes al día".
"Aquí hemos llegado a atender a ciento y pico pacientes en un día. Son sus pacientes más, a lo mejor, otros veinte o treinta".
Aparte de informar a los medios de comunicación y a sus vecinos de esta situación, están llevando a cabo distintas protestas en la puerta de sus respectivos centros de salud. Los llaman "parones". Hoy, en el día en que tiene lugar esta entrevista, harán uno.
Y el próximo viernes "vendrán los sindicatos" mientras hacen otro "parón". Así, esperan que la gente sea consciente de ello y que situación mejore, pero no creen que esto ocurra a corto plazo.