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Este lunes se ha presentado en el Cine Cervantes de Sevilla la serie documental 'Relatos de vida: un nuevo amanecer', que reúne los relatos personales y experiencias vividas por un grupo de 12 pacientes diagnosticados de cáncer.

La cinta, a cuya presentación acudió la consejera de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, es el resultado de la iniciativa de un grupo de profesionales del Hospital Universitario Virgen del Rocío, pacientes, familiares y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Concha Rodríguez es una de las pacientes que aparece en el documental y que ha participado activamente en todo el proceso. A ella le diagnosticaron en febrero de 2021 un cáncer de mama "tipo TP negativo", uno de los "más agresivos" que existen. Desde entonces vivió una "carrera de fondo" de la que está casi recuperada cuatro años más tarde.

La experiencia la cambió por dentro y por fuera, pero decidió continuar luchando de la mejor manera que supo: ayudando a otros que empezaban a atravesar su misma situación. "Tenía dos opciones: pasar la enfermedad y olvidarme, o convertirme en paciente activa", explica a este periódico. Así decidió unirse a la AECC, de la que ahora es presidenta en su localidad, Tomares.

La detección

Concha siempre cuenta que a ella se le detectó su cáncer en un control rutinario de mamografía. Algo que hacía anualmente por antecedentes familiares. "Por eso, desde la Asociación impulsamos campañas de concienciación para la detección precoz del cáncer de mama", afirma. "Y aunque cada vez son más las mujeres que se hacen estos controles regularmente, cuesta trabajo convencerlas", añade.

Concha Rodríguez al principio del tratamiento, a la izquierda, y en la actualidad, a la derecha.

"Muchas veces no van a hacerse las mamografías por miedo a encontrar algo", advierte. "Precisamente cuando se encuentra un tumor que aún no ha crecido es cuando se puede realmente atajar. Una detección precoz te salva la vida".

La importancia del lugar 

La realidad a veces es más compleja que la mera intención y labor de los profesionales de la salud, de pacientes como Concha o de las distintas asociaciones. "A veces, el cáncer depende mucho del lugar en el que vivas", afirma. 

"Si tienes la suerte de tener un hospital de referencia con máquinas estupendas que te puedan hacer pruebas, perfecto. Pero si vienes de un pueblo alejado y debes pedir un traslado para hacer ese seguimiento, es más difícil de tratar, e influye en la enfermedad".

Dependiendo del lugar, reconoce, "tienes más o menos posibilidades porque los recursos no son los mismos, ni humanos ni económicos".

Las etapas

Concha define las etapas del cáncer en cuatro palabras: "Cambios, miedos, tiempos y esperanza". Da igual el tipo de cáncer que pase el paciente, "se repiten en todos los casos".

Aún así, ella cree que "debe dejarse que cada cual lo atraviese a su manera". Por ejemplo, respecto a la caída del pelo en el proceso de quimioterapia, "hay quienes lucen el pañuelo sin ningún problema, pero otros necesitan sentirse seguros con una peluca". 

En su caso, desde el hospital le recomendaron "comprar la peluca antes de que el pelo empezase a caer", y eso hizo. Por ese motivo "apenas supuso un impacto o un cambio" en su vida.

"El cáncer ya no es la muerte"

Cuando una persona recibe el diagnóstico del cáncer, "lo primero que se te pasa por la cabeza es que tienes una fecha de caducidad", cuenta Concha. "¿Cuánto tiempo voy a durar?". Pero ella apuesta por "quitar ese estigma a la enfermedad" porque ya no es "sinónimo de muerte". "Se puede convivir con ella y hacer una vida normal". 

Quizá por eso es la última etapa, la de la esperanza, la que se intenta poner en valor en el documental. "A pesar de lo complicado de los tratamientos, no estás sólo en el proceso. Puedes contar con familiares, amigos, los profesionales que te están atendiendo, y las asociaciones". 

Concha afirma que estas asociaciones, como la AECC "te prestan asistencia y ayudas sin ser siquiera socio". Para ella, el personal de esta asociación fue su más importante apoyo a nivel psicológico porque la asistencia psicooncológica "no está presente en los hospitales", advierte. 

Así, desde la AECC le dieron esa "esperanza" que necesitaba y que ahora, aportando su experiencia, quiere dar en este proyecto documental de la mano de los profesionales del Virgen del Rocío que estuvieron con ella desde el principio para superarla.

El documental

Las grabaciones comenzaron, según Concha, alrededor del mes de marzo como iniciativa del Virgen del Rocío, al que después se unió la AECC. Fue José Luis López Guerra, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Virgen del Rocío, junto al director de comunicación Víctor Gay Zaragoza, quienes lo impulsaron, captando testimonios de pacientes que estaban "atravesando el proceso" del cáncer en Sevilla.

"Es muy local porque parte de este hospital", afirma Concha. Muchos vídeos se grabaron en la propia sede de la Asociación y en el mismo hospital. Aunque es "la primera vez que se hace", está planteado para que los relatos que aparecen en él "den esperanza al que los recibe, no para agobiarles con la enfermedad". 

En el acto de presentación del lunes estuvo presente junto a Concha Rocío, la madre de una niña que ha padecido la enfermedad. Ella "empezó a grabar cuando tenía once años, y ahora está fenomenal". También hay otros, sin embargo, que "se quedaron en el camino". 

A pesar de todo lo que esta enfermedad puede significar en cuanto a sus impactos negativos, lo que se pretende con este proyecto es "transmitir luz y vida", señala Concha. "Siempre se ha asociado al cáncer con la muerte, y yo misma lo hice al principio. Pero ahora no es así", explica.