
Raquel, en el centro, junto a José Antonio Pérez Simón y la doctora Piñero Pinto, del Virgen del Rocío Sevilla
La vocación de Raquel y el caso "raro" de los hermanos Gómez: historias de superación tras un trasplante de médula en Sevilla
EL ESPAÑOL recoge las experiencias de tres jóvenes que lograron sobreponerse a sus enfermedades gracias a un equipo de expertos del Hospital Virgen del Rocío.
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A Raquel le diagnosticaron una leucemia meloide aguda cuando sólo contaba los 13 años. Ocurrió en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, y desde aquel día tuvo que someterse a los distintos tratamientos que conlleva este tipo de cáncer. Entre ellos, la quimioterapia.
Al cabo de unos meses, la única salida que les quedó para evitar un mal pronóstico fue el trasplante de médula. Ella, sin embargo, no tenía ningún donante compatible entre sus parientes, lo que derivó en un proceso de búsqueda de donantes anónimos que, finalmente, dio resultado.
Gracias a una chica americana y a su decisión de ser donante de médula, Raquel salió adelante. Con ella tuvo lo que se conoce como una "compatibilidad de HLA" o de antígenos leucocitarios humanos. Un tipo de molécula situada en los tejidos y que varía de una persona a otra.
"No conozco su nombre, no está permitido que los pacientes conozcan a sus donantes", cuenta Raquel a EL ESPAÑOL de Sevilla. "Pero una vez me dejaron escribirle una carta, y luego recibí otra de su parte. Ese fue mi único contacto con ella".
Raquel recuerda que tuvo que vivir "un proceso muy largo" desde el diagnóstico hasta su recuperación. "No es un sprint, sino una carrera de fondo, hay que ir al día a día", afirma. "Además, tampoco sucede que te cures de repente. Después del trasplante también hay otros tratamientos".
Uno de ellos, el más arriesgado y el común a todos los trasplantes, es el de la "inmunosupresión".
"Hay que enfrentarlo con paciencia", reconoce. Pero también adoptando buenos hábitos, como el deporte. "Siempre he sido muy activa físicamente. Eso me ayudó mucho mentalmente, impulsándome también a estudiar mi carrera".
De paciente a investigadora
Ahora tiene treinta años, es fisioterapeuta y trabaja "codo con codo" en el Virgen del Rocío con el equipo de profesionales que la ayudó a seguir viviendo.
En concreto, con ellos desarrolla su doctorado en Hematología, investigando cómo la fisioterapia puede ayudar a pacientes como ella. Una especialidad en la que decidió profundizar tras su experiencia con la leucemia.

Raquel junto a José Antonio y la doctora Piñero Pinto Sevilla
"Gracias a la fundación científica de la Sociedad Española Contra el Cáncer", apunta, "tengo una beca predoctoral para ayudar en la Unidad donde me hicieron el trasplante". Allí se reunió con la doctora Piñero Pinto y José Antonio Pérez Simón", jefe del Servicio de Hematología del centro.
Sevilla, "a la vanguardia"
Este último también ha querido hablar con este diario, y destaca que este hospital sevillano sea "el segundo centro de España que más trasplantes de médula hace" al año. Tanto es así que acaban de celebrar un evento por haber alcanzado la cifra de 3000 trasplantes desde el comienzo de esta especialidad.
"El primero se hizo en 1988, y fue el único en todo el año. En 2024 se han hecho la friolera de 186 trasplantes, lo que nos coloca a la vanguardia de esta actividad a nivel nacional, y para nosotros es todo un récord".
Dicho esto, para Pérez Simón lo importante "no son los números", sino que "cuanta más experiencia tenga un hospital en este procedimiento, mejores son los resultados en términos de supervivencia para los pacientes".
Algo que "avalan los estudios de investigación". Por suerte, añade, y en términos generales, "podemos decir que las expectativas de los pacientes han mejorado muchísimo respecto a años anteriores". En concreto, los casos de leucemia aguda, como el de Raquel, pero también "otras hemopatías malignas".
El caso "raro" de dos hermanos
Los hermanos Francisco y Manuel Gómez son un ejemplo perfecto de esas otras patologías que logran salir adelante gracias a esta unidad del hospital, cuyo trabajo no dudan en calificar de "espectacular".
A ellos les detectaron una enfermedad genética rara que actualmente sólo padecen, según cuenta Manuel a este periódico, "siete personas en toda España".
Cinco de ellas son de su familia. Se llama "déficit de GATA2", y es una enfermedad autoinmune, una "deformación genética que hace que la médula esté envejecida" prematuramente. Además, "puede atacar a cualquier parte del organismo" o derivar en una leucemia.
Primero se la detectaron a Manuel, que es el pequeño y tiene diecinueve años, aunque entre ellos se llevan apenas tres de diferencia. "Yo tenía problemas de piel, y fui a médicos privados y del sistema público. Todos me decían que se quitaría con la edad, pero no".
Duró siete años. Al final, arrastrando unas defensas muy bajas, uno de los médicos le mandó un estudio "bastante amplio", descubriendo con ello la enfermedad.
Tenían antecedentes familiares directos de leucemia, y aunque en el caso de Francisco los síntomas eran mucho más leves, relacionados con la sangre, también lo examinaron de manera preventiva.
En efecto, él también tenía la patología. "El hallazgo se hace a nivel genético, con pruebas muy específicas", explica. "Los hematólogos, de hecho, están haciendo un estudio más amplio porque entienden que esto debe tenerlo mucha más gente, siendo el origen de muchas leucemias o linfomas cuya causa se desconoce".
Respecto a la gestión de su caso por parte del equipo de Pérez Simón, sólo tienen palabras de agradecimiento. "Hablamos de que en un año se ha hecho el descubrimiento de los dos, la búsqueda de donantes, las pruebas, el estudio genético, ingreso, trasplante y recuperación", afirma Manuel.
"Hay pacientes que mueren sin encontrar donante, y yo", cuenta Francisco, "lo encontré al cabo de dos o tres meses".
También reconocen que ha influido "la particularidad" de su caso, no ya por la enfermedad rara, sino por tratarse de "dos hermanos a los que han querido sacar adelante en el mismo marco de tiempo". Ese, concluye Francisco, "ha sido su reto".