Miles de viajeros pasan el verano cada año en Cádiz, una tierra repleta de paraísos costeros. La mayoría buscan playas kilométricas, a ser posible poco masificadas, y pueblos con encanto, pero sigue habiendo terrenos poco explorados.
El objetivo de muchos otros es guardar en el recuerdo una puesta de sol única para todo el año. No es difícil encontrarla a lo largo de toda la provincia, pues hay sitios como El Palmar, los Caños de Meca o Bolonia, donde el atardecer dibuja colores inolvidables.
Sin embargo, hay una playa escondida que puede incluso superarlos. Está en la zona de Zahora (no confundir con Zahara de los Atunes), que también pertenece al municipio de Barbate.
Para llegar a este arenal de 3 kilómetros por el que se puede ir andando al Faro de Trafalgar, hay que pasar por un pequeño laberinto. No es un pueblo como tal, sino un conjunto de parcelas distribuidas de forma poco ordenada. Muchas de las calles ni siquiera están urbanizadas.
Así, para llegar a buen puerto habrá que cambiar varias veces de dirección. La mejor forma de no perderse es seguir las señalizaciones. Conducen a los restaurantes que están a pie de playa, tales como Sajorami Beach, El Chiringuito de Juan o Kalima. Todos ellos tienen aparcamientos gratuitos si se come en alguno de ellos.
Aguas cristalinas
La recompensa del laberinto merece la pena nada más contemplar su fina arena blanca y sus aguas cristalinas. La transparencia se percibe especialmente cuando la marea está baja y se convierte en una piscina, dejando al descubierto las rocas y los pequeños peces que buscan la orilla.
El paisaje alcanza su máximo esplendor con la puesta del sol. Son muchos los que llegan entre las 19:00 y las 20:00 solo para disfrutar de las vistas. La mayoría se ubica en la parte del Sajorami, a la derecha según se llega, ya que suele amenizar el ambiente con música en directo. No obstante, es la parte que más suele masificarse.
También es posible dirigirse hacia la parte izquierda, menos concurrida. Ahí también se podrán contemplar todos los matices de la caída de la tarde, pero con algo más de tranquilidad.
Otra opción es llegar hasta el final de la playa, buscando la parte izquierda tras entrar, incluso se puede llegar al Faro de Trafalgar, en cuyas cercanías se practica el nudismo. Es posible acceder directamente a esta parte a través de unos senderos naturales, pero hay más peligro de perderse.
Precaución por la noche
Conviene ser precavido tras la puesta de sol. Y es que por la noche apenas hay luz en la zona. Entre las casas hay varios restaurantes y bares que pueden servir de guía, pero no conviene ir andando si se ha dejado el coche lejos, a no ser que se conozca muy bien la zona.
Aunque en Cádiz ya hay pocos secretos, la playa de Zahora es una de las playas menos exploradas de la provincia. Sumergirse en el laberinto de su desordenado urbanismo es la puerta de entrada a un paraíso costero único y con una de las mejores puestas de sol de todo el sur.