Sevilla

Las playas de Cádiz están siempre entre los destinos más visitados en España. Su arena fina y sus aguas cristalinas llaman mucho la atención en todo el mundo. Por ello, no es de extrañar que la mayoría de ellas están masificadas, aunque quedan muchos rincones prácticamente vírgenes.

Playas recónditas como la de El Cañuelo son óptimas para huir de aglomeraciones. También determinadas zonas de Bolonia o Zahara de los Atunes, aunque habrá que alejarse de los núcleos urbanos para evitar concentraciones grandes de bañistas.

No obstante, hay una playa que independientemente de la época del año, incluso en el mes de agosto, suele estar desierta. Es la playa de la Mangueta, que pertenece al término municipal de Vejer de la Frontera. Está entre la zona de Zahora y El Palmar.

Incluso muchos de los asiduos a veranear en el entorno desconocen este arenal. En él es posible no ver ninguna sombrilla en kilómetros. Muchos se acercan a pasear, pero no suelen asentarse.

Su acceso es obligatoriamente a pie, aunque no difícil. Se puede ir desde la playa de Zahora, aunque para cruzar el umbral hay que superar una serie de piedras que suponen la división entre ambas playas. Para ello se recomiendan chanclas. Otra opción es caminar desde El Palmar.

A la espalda de la Mangueta, no hay ninguna edificación, como en las vecinas Zahora y El Palmar. En este caso solo hay vegetación y tierras de labranza. Por eso, poca gente se suele percatar de su existencia. 

A la hora de bañarse hay que tener cuidado, ya que es posible encontrar piedras en el mar en algún tramo. Con la marea baja se podrán observar sin problemas y esquivarlas. En cambio, hay zonas completamente libres. Es cuestión de probar.

Zona nudista

En todas las épocas del año la tranquilidad está garantizada en la playa de la Mangueta. Por ello, es considerada como una de las mejores zonas para hacer nudismo.

Desde allí, como en Zahora, se pueden contemplar puestas de sol espectaculares. Es otro de los atractivos de una playa de aguas cristalinas, como sucede en la mayoría de las que hay en el entorno.

Eso sí, conviene ir preparado con comida y bebida para pasar el día en este arenal. Al ser completamente virgen no dispone de ningún servicio. Una pequeña incomodidad que merece la pena por disfrutar de este paraíso, uno de los pocos de Cádiz donde es posible estar completamente solo.

No es la única opción, ya que entre El Palmar y Conil de la Frontera está Castilnovo, donde tampoco hay edificaciones detrás. Es un arenal de más de 2,5 kilómetros de largo, al que también hay que ir andando. Por eso no suele haber demasiada gente ni siquiera en temporadas altas.

Cualquiera de estas dos playas son idóneas para alejarse de la masificación que inunda la costa de Cádiz en los meses de julio y agosto. Un remanso de paz para desconectar y relajarse, ya sea solo, en pareja o en familia.