Sevilla

Que Sevilla es una ciudad que rebosa magia y encanto por los cuatro costados es algo que se sabe. La alegría que se respira por sus calles, la belleza e historia de sus edificios y el buen comer que emana de sus bares y restaurantes son algunas de las maravillas que certifican que sea una de las mejores ciudades de España.

La fusión entre cultura, tradición y modernidad consigue que pasear por sus calles sea una experiencia incontestable para los cinco sentidos.

Hay paradas que se han convertido en símbolos sevillanos inconfundibles: el Puente de Triana, que conecta el centro de la ciudad con uno de los barrios más auténticos; la Giralda, centinela de la capital; la Torre del Oro o Plaza de España. Pero, más allá de sus inconfundibles, Sevilla aguarda, escondidos en sus calles, rincones que hay que pisar sí o sí.

Un lugar en el que comprar chacinas y ultramarinos, pero dónde además es posible degustar uno de los mejores desayunos de Sevilla al ritmo de la poesía. Con una despensa gourmet, una barra tradicional y paredes empapeladas con versos, Casa Moreno acoge de lunes a viernes a decenas de clientes, en pleno corazón de la ciudad. 

En este establecimiento - situado a unos pasos de otro de los grandes, La Flor del Toranzo - empezar el día con buen pie está asegurado. En este espacio, rebosante de vida desde primera hora de la mañana, se despachan una amplia variedad de desayunos auténticos y para todos los bolsillos que van desde la famosa tostada con tomate, aceite y jamón, hasta combinaciones como pavo trufado con bavaria.

El esmero y la dedicación con los que se prepara la comida más importante del día es uno de los puntos fuertes de esta reliquia sevillana. Hijo de un periodista, Emilio Vara lleva 35 años capitaneando este tesoro. Su amor por las letras le viene desde pequeño y, aunque pensó estudiar historia o periodismo, finalmente, le dedica versos y dichos a sus clientes.

Hay quien prefiere comenzar la jornada a la vera de alguien y quien se inclina por hacerlo en solitario. Mientras que algunos ojean el periódico y otros tantos se conectan al móvil, otros se dejan encandilar por las paredes de esta joya literaria. Aquí no queda un hueco en sus paredes en el que no haya una poesía o refrán con el que aprender.