Finales de agosto y, al pasear por las calles de Sevilla, ya se nota que muchos ya no tienen la suerte de estar de vacaciones. Los más madrugadores -sea por trabajo o por gusto- ya llenan las terrazas de los bares de la ciudad. El tránsito en las principales calles de la capital también anuncia que muchos han vuelto a la rutina.
Pero, aunque los días de descanso hayan terminado, todavía el tiempo invita a disfrutar de una buena comida en los bares hispalenses con el objetivo de alargar un poco más la magnífica sensación de estar de vacaciones.
Si por algo se caracteriza la provincia que vio nacer a personajes como el ilustre pintor Diego Velázquez o la icónica actriz y cantante Carmen Sevilla es -a parte de su belleza- los manjares que nacen en las cocinas sevillanas.
Es Sevilla se estila el comer bien y muy económico. Aunque han emergido bares gourmet, en los que las raciones no destacan por ser de gran tamaño, la tónica habitual de los bares hispalenses se define por ofrecer un amplio abanico de tapas que parecen raciones.
En uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad se encuentra el que puede ser el bar con las tapas más grandes de toda Sevilla. Triana es una de las paradas obligatorias para todo el que visita la capital andaluza, pero también es el lugar donde está el bar El Gordito de Triana.
Este bar con solera en pleno corazón del barrio marinero lleva 28 años dando de comer a quienes buscan comida típica y tradicional, sin la innovación que ahora surge en muchos fogones.
En su carta reina el pescaíto frito, famoso por no ser aceitoso y notarse la calidad de la harina. Pero su menú -a pesar de ser convencional- ofrece una gran variedad de platos dignos de probar.
Tapas con tamaño de raciones
Si por algo es famoso este rincón trianero ubicado en la calle Manuel Arellano, es por el tamaño de sus platos completamente caseros y el precio de los mismos. Las tapas en él parecen raciones y las raciones casi que pueden dar de comer a un regimiento.
Se trata de un bar de los de siempre, un lugar con solera; con barra de chapa donde apuntar la cuenta y mesas de madera. Los aliños, serranitos y guisos que van apareciendo en su barra -además de la estética del lugar- te anunciaran en qué tipo de bar vas a comer.
Su cocinero, Manuel Mas, es quien se encarga de que todos los platos salgan con el mismo esmero y dedicación de las cocinas que hace casi tres décadas cuándo el establecimiento abrió sus puertas. Se trata sin duda de uno de los imprescindibles sevillanos para el amante del buen comer.