Sevilla

La Giralda, la Torre del Oro o las Setas son algunos de los elementos más característicos y emblemáticos de Sevilla. Sin embargo, en esta lista falta uno que está muy presente en las calles sevillanas: el montadito.

Este pequeño -aunque a veces no tanto- bocado es uno de los sellos de la gastronomía andaluza y sevillana. En los bares hispalenses se despachan decenas de estos mini bocadillos de todas las combinaciones que se puedan imaginar. Desde tradicionales como el de pringá, hasta otros muchos más innovadores como el ya famoso montadito de anchoa y leche condensada. 

Sevilla tiene más de 4.500 bares, esto quiere decir que hay un bar por cada 160 habitantes. Pero de entre toda esta oferta de establecimientos, cuando hablamos de montaditos, alguno sobresale más que otro. 

Escondidos en el centro de la capital hay muchos rincones gastronómicos de obligatoria visita. En pleno corazón de la ciudad hispalense, sin apenas alejarse, hay tres bares de ambiente sevillano con una carta de montaditos sin igual.

La primera parada está en la calle Gamazo, concretamente en el número siete. Aquí está situada Casa Moreno. Es un lugar que, a simple vista, parece una tienda de embutidos y conservas de una calidad inmejorable. Sin embargo, si nos adentramos más nos sorprende con una barra donde degustar su género.

Sobrasada con queso, pavo trufado o el clásico de jamón son algunos de los montaditos que se pueden pedir en este bar castizo. Además, sus paredes empapeladas con todo tipo de refranes y versos escritos a mano le suman encanto -más si cabe- a esta pequeña zona de descanso del centro de Sevilla.

Anchoa y leche condensada

Casi lindando con el tesoro gastronómico anterior se encuentra otra de las joyas: La Flor del Toranzo, en el número uno de la calle Jimios. Aquí cualquier elección es buena, sin embargo, el contraste que crea la leche condensada con la anchoa hace que el montadito sea uno de los más pedidos. 

El emparedado de lomo con manzana o el de picante con morcilla son otras de las estrellas que no se pueden dejar atrás. Y si a su buena comida, con ingredientes de calidad, se le suma el ambiente de este bar y la cerveza bien fría que despachan como acompañamiento conseguiremos una experiencia con poca competencia.

Por último, la Bodega La Mina es otro de los emblemas de la ciudad digno de tener un hueco reservado en esta ruta por algunos de los mejores montaditos de Sevilla. 

Aquí las paredes están decoradas con curiosos objetos, la terraza está habitada por mesas y taburetes altos y la cuenta se apunta como toda la vida, con tiza en la barra.

Por todo esto, sería raro que la cocina de La Mina fuese vanguardista. Y es que lo que reina en este bar de la Plaza de la Pescadería es la comida tradicional. El montadito de pringá es una de sus especialidades. Sin embargo, entre sus clientes tampoco pasa desapercibida la mojama ni los chicharrones de Cádiz

No obstante, el que suele hacer las delicias de la mayor parte de su clientela es el 'enfoscao', que a su vez tiene cuatro modalidades. Como ellos lo presentan en su carta, lleva una pincelada de roquefort, pero se puede elegir entre cinco acompañantes como son chorizo, lomo al jerez, palometa, bacalao o anchoas.

Tampoco defrauda el bodeguero, de tortilla y chorizo picante, más siempre, pero cuya combinación de sabores merece un lugar especial en esta ruta de los mejores montaditos de Sevilla.