Sevilla

La gastronomía sevillana reluce por presentar los platos de toda la vida, los de cocina tradicional que hacían y hacen madres y abuelas. Una amplia gama de productos de esta tierra que combinados entre sí o ejecutados de cierta forma plantan cara, y en ocasiones superan, a los de las cocinas más prestigiosas e innovadoras del planeta.

Sevilla es sin duda una de las mejores ciudades para comer. Está repleta de platos típicos como gazpacho, adobo, 'pescaito' frito, chicharrones o un sinfín de guisos, como la carne con tomate o las espinacas con garbanzos. Cuesta no hacerse la boca agua al pensar en los elementos más destacados de la gastronomía sevillana.

Sevilla es tierra de potajes. La mayoría de sus habitantes tienen en su mente la imagen de ollas aromando la casa y el vecindario. Son en su mayoría cocidos de legumbres que revitalizan a todo el que lo prueba.

Pues bien, de esta receta nace uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía. La pringá. Es la mezcla desmenuzada de los productos cárnicos empleados en estos guisos, todo un manjar para esta tierra.

Las carnes que suele llevar son el pollo, la ternera y el cerdo, además del tocino. En ocasiones va acompañada de chorizo o morcilla, aunque eso va al gusto de cada uno. Son muchos los establecimientos que sirven una buena pringá en Sevilla, pero quizás uno destaque por encima del resto.

El mejor montadito

La pringá en Sevilla se come entre panes. En otro de sus elementos más destacados, el montadito. Un mini bocadillo que tantos paladares conquista diariamente de sevillanos y turistas.

Pues bien, es probable que no haya dos ideas culinarias que casen tan a la perfección como el montadito y la pringá. Cada bocado transporta a las raíces, a la Sevilla más profunda y entraña, a la vez un sabor que siempre triunfará en los bares y casas de la ciudad.

Entre todos los bares que sirven un exquisito montadito de pringá, hay uno cuya fama lo avala. Se trata de la Bodega Santa Cruz, la que todo el mundo conoce como Las Columnas.

Imagen del exterior de la Bodega Santa Cruz. E. E. Sevilla

En este caso, la materia prima no sale de ningún potaje ni cocido. La preparan específicamente para elaborar su tapa estrella. Lleva morcilla, chorizo, tocino y carne de cerdo. En la boca, todos los ingredientes conforman un todo perfecto. 

Es la mezcla perfecta de suavidad en el paladar sin perder contudencia. Se sirve dentro de un pequeño mollete redondo, perfectamente tostado, lo que le otorga un toque crujiente.

El único problema es que este bar siempre suele estar a rebosar. Tanto su interior, donde está la barra típica sevillana, como sus mesas altas exteriores, están llenos de gente. Hay que esperar, pero merece la pena.

Y es que además de su exquisito montadito de pringá, este bar tiene todo lo que necesita un bar sevillano. Presenta una enorme variedad de tapas, entre las que destacan sus flamenquines, su tortilla de patatas o el solomillo al whisky. También se sirven mucho las croquetas y las pavías de bacalao, aunque hay mucho más.

La familiaridad de sus camareros es otro de los puntos fuertes de un bar que, además, es uno de los más baratos del centro. En una zona que se ha encarecido en los últimos años, al calor del turismo, este establecimiento mantiene sus precios.

La mayoría de las tapas se pueden probar por entre dos y tres euros. Así, es posible probar un poco de todo sin apenas rascarse el bolsillo. Todo ello convierte a Las Columnas en una de las mejores opciones para comer en el centro.