Hay quienes apuran para irse a la playa todavía en el mes de octubre. Los rayos de sol todavía lo permiten aunque por la tarde ya empieza a refrescar. Sin embargo, son muchos los que prefieren apostar por el turismo rural y cerca de Sevilla hay múltiples posibilidades.
En las dos sierras de Sevilla, la norte y la sur, hay muchos pueblos idóneos para sacarle el máximo partido a la naturaleza. El senderismo y la gastronomía de cercanía son las actividades que más persiguen los viajeros, sin olvidar el patrimonio histórico y cultural que hay en toda la provincia.
No hay por qué salir de Sevilla para disfrutar de este tipo de turismo. No obstante, uno de los destinos rurales más completos está en la provincia de Huelva, a solo una hora de la capital hispalense.
No es otro que la Sierra de Aracena, cuyo compendio de naturaleza y pueblos con encanto es díficilmente comparable con otras zonas. De hecho, la prestigiosa revista National Geographic recomienda acercarse a esta comarca a la que bautiza como "un Parque Natural en toda su extensión".
Un total de 31 pueblos pertenecen a esta área geográfica, que recuerda por sus frondosos bosques de castaños, quejigos y alcornoques a algunos paisajes del norte. Conforma uno de los ecosistemas más particulares de Andalucía, donde suele reinar la aridez.
La capital
En toda esta zona hay cientos de rutas de senderismo de diferente dificultad que enlazan con las localidades. La más grande de todas es la capital, Aracena, muy conocida por la gruta de las maravillas. Desde 1914 pueden observarse de cerca sus estalactitas y estalagmitas
Un castillo del siglo XIII reina desde las alturas de este pueblo de 8.000 habitantes que destaca por su oferta hostelera, donde por supuesto dominan las carnes del cerdo ibérico que crece en la comarca. También es el lugar al que muchos de los locales se acercan para comprar pasteles en confiterías como Rufino o Gran Vía.
Pasear por sus callecitas estrechas empedradas, habituales en toda la comarca, es imprescindible en cualquier ruta por la Sierra de Aracena, donde se esconden muchas otras joyas.
Pueblos de menos de 1.000 habitantes
Una de ellas es el pueblo de Fuenteheridos, de poco más de 600 habitantes, donde se puede contemplar el nacimiento del río Múrtiga en la Fuente de los Doce Caños. Esta localidad está rodeada por todos sus límites de vegetación.
Es idónea para acabar cualquiera de las rutas de senderismo que comienzan en otro punto de la comarca y sentarse a comer observando la belleza desde la Plaza del Coso. Otra de las opciones gastronómicas que no deben pasar desapercibidas es la del Restaurante Biarritz, que saca el máximo partido de las setas y las castañas que abundan en el entorno.
Tampoco superan los 1.000 habitantes Alájar, Linares de la Sierra y el Castaño del Robledo. En esta última, con una población de 200 personas, hay una imponente iglesia neoclásica que nunca fue terminada.
Dentro del término municipal de Alájar, hay que subir a la Peña de Arias Montano. Allí está el Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles. Este enclave ofrece vistas de toda la Sierra de Aracena desde su mirador. Cuenta la leyenda que el agua que se recoge de sus fuentes se mantiene fresca durante todo el año.
Alojarse entre castaños
Todos estos pueblos están conectados entre sí a través de rutas de senderismo en los que no es difícil contemplar cerdos ni encontrarse con rebaños de cabras comandados por sus pastores. Los expertos en la materia también acuden en temporada a la comarca para recoger níscalos, una de las setas más sabrosas. Para ello, hay que tener licencia.
En el entorno de pueblos como Galaroza es posible alojarse dentro del Parque Natural, en casas construidas entre castaños que han respetado la vegetación. Las hay hasta con jacuzzi.
Junto a Aracena, el otro gran pueblo de la comarca es Cortegana, cuyo castillo medieval siempre merece la pena visitar.
Almonaster la Real, Corteconcepción, Cañaveral de León o Jabugo, territorio de jamón, son otros de los pueblos que forman parte del paraíso natural de la Sierra de Aracena, un destino que parece hecho especialmente para los meses de otoño.