Julia Senra Jaime Sánchez

La capital de Andalucía es conocida por diversas razones. Desde la belleza de su arquitectura hasta la magia de sus calles, pasando por sus emblemáticas fiestas tradicionales. Una ciudad donde prima lo tradicional, la esencia o la materia prima.

En cuanto a su gastronomía, esta también va en consonancia con los valores de Sevilla. Aquí, pese a que existe cabida para la innovación, la magia reside precisamente en lo de siempre.

Los platos más tradicionales de la ciudad llevan décadas maravillando a sevillanos y visitantes.

En el barrio de Triana se encuentran muchas de las joyas gastronómicas de la ciudad hispalenses -que no son pocas-. Este emblemático y sevillanísimo barrio, recibe día tras día cientos de visitantes deseosos de deleitarse con algunos de los manjares que emanan de sus cocinas y constatar la esencia y magia de sus rincones.

Puede que la calle más famosa del barrio trianero sea en la que se encuentra una de las vírgenes más veneradas de toda Sevilla: la Esperanza de Triana. La calle Pureza es una de esas calles dónde se respira fe, costumbre y tradición. En ella habita también uno de los tesoros culinarios más afamados de la ciudad.

Se trata de la Antigua Abacería. Quién lo visita, nada más cruzar su puerta, sabe perfectamente de qué tipo de bar se trata. Una taberna de las de siempre, aquí no hay códigos QR que te redirigen a la carta.

En su interior, los protagonistas son la barra de madera, barriles de los que se sirve el vino y pizarras dónde están escritas las opciones gastronómicas. 

El jamón ibérico, los embutidos, la carrillera o las espinacas con garbanzo son algunas de las especialidades de la casa. Pero la jugosidad y sabor de su rabo de toro hacen que este plato destaque sobre los demás.

Uno de los platos estrella

Este típico plato sevillano es "uno de nuestros platos estrellas". Así lo afirma Juan Carlos a este periódico, dueño de la abacería de Triana que lleva más de treinta años abierta. "La clave está en el producto, solo seleccionamos las dos vértebras más grandes, que son las más carnosas", asegura Juan Carlos.

La receta corresponde con la cocina ejecutada en este bar, la tradicional sevillana. "El plato llega totalmente vacío, el hueso no se lo comen porque está muy duro", bromea el dueño de la taberna sevillana.

El rabo de toro es uno de los platos más pedidos en los bares hispalenses. Para conocer su origen hay que remontarse al XVI en Córdoba, cuando la gente humilde esperaba a que los toreros, después de la corrida, regalaran el rabo, las orejas y las vísceras del animal. 

Ahora, esta receta de raíces humildes se ha convertido en toda una joya gastronómica. Muchos son los comensales visitan la Antigua Abacería para degustar alguno de sus platos caracterizados por la tradición y la pureza.