La gastronomía española destaca alrededor del mundo entero. En todos los rincones son conocidas recetas como la paella, la tortilla de patatas o el pescaíto frito. La calidad de los productos, la forma de elaborar los platos -con aceite de oliva virgen extra en lugar de mantequilla- y la amplia variedad que compone el recetario español hace que el país sea el favorito para los amantes del buen comer.
La provincia de Sevilla es uno de esos lugares que hay que visitar si lo que se pretende es disfrutar de verdaderas reliquias culinarias. La hispalense es un ejemplo perfecto del sabor y esencia de la cocina española. En concreto, en la capital andaluza destacan platos como el solomillo al whisky o las pavías de bacalao. Pero en sus bares también se despachan contundentes y sabrosas recetas de cuchara.
En la ciudad de la Giralda existe la posibilidad de degustar arroces, fritos, platos de sopeo o menús vanguardistas sin tener que desplazarse mucho entre uno y otro. Debido a la feroz competencia que hay en el núcleo urbano, muchos de los hosteleros optan por trasladar sus negocios a las afueras de la capital. Aunque hay otros restaurantes que, lejos de haberse 'mudado', ya nacieron en pueblos cercanos.
Es el caso del Mesón Tony, en el municipio sevillano de Sanlúcar la Mayor. Esta localidad de apenas 14.000 habitantes se encuentra a tan solo 30 minutos de Sevilla capital, algo que la convierte en una opción ideal para aquellos que quieren disfrutar de un buen menú.
Se trata de uno de esos restaurantes de los de toda la vida. Su decoración es de madera, sus paredes están cubiertas de azulejos pintados, y los manteles de sus mesas o la barra de hojalata presagian cuál es el tipo de comida que despacha. Así, en su carta abundan las carnes como el solomillo de cerdo ibérico o el lomo de ternera.
Menú de 14 euros
El bacalao, en cada una de sus variantes, es otro de sus platos estrellas. En este templo de la comida casera y tradicional se puede degustar este pescado al estilo sevillano, roteño, con tomate o con ali oli. Como mesón que es, en su carta no faltan los embutidos. Reinan el sutido de chacinas, el jamón serrano y el queso de Zamora.
Además, en el bar sanluqueño es posible comer por 14 euros. Y es que de lunes a viernes se puede degustar un menú del día que trae un aperitivo, dos platos principales y un postre. Con el objetivo de que los clientes -que suelen ser fieles al restaurante- no vuelvan a comer lo mismo cada vez, Mesón Tony va variando los principales de manera constante.
Algunas de las opciones entre las que se pueden elegir son el pisto con huevo, ensalada de langostino, cocido con pringá o pollo con arroz.
Los postres también son elaborados de manera completamente artesanal y constituyen una amplia oferta. Los clientes tendrán que declinarse entre tarta de galleta, milhoja de nata, flan de huevo o tocino de cielo entre otros.
Monumentos en la Guía Repsol
La gastronomía no es lo único en lo que destaca Sanlúcar La Mayor. El municipio también sobresale por su arquitectura y la historia que esconden sus paredes. Prueba de ello es que la reputada Guía Repsol se ha fijado en varios de sus edificios.
El primero es la iglesia de Santa María. El emblema principal de este santuario es la torre que lo corona. Una estructura elegante y señorial compuesta por dos cuerpos. El primero de ellos bicolor -blanco y amarillo- y en el que se encuentran los huecos de 12 campanas. El segundo cuerpo es una azotea con pináculos a su alrededor y acabada con un chapital piramidal con mosaicos.
El interior del templo también tiene su encanto. Está compuesto por tres naves, en una de ellas destaca el retablo del altar mayor y en otra la pila bautismal completamente tallada a mármol.
El otro punto de interés es el convento de San José. La ubicación en la que se encuentra y la principal función suponen una verdadera antítesis. Mientras que la calle principal, en la que descansa el santuario, es la más comercial y bulliciosa de toda Sanlúcar, el convento está destinado a las monjas de clausura.
El retablo que se haya en él es uno de los grandes atractivos de dicho edificio. Este contrasta con la sobriedad que muestan las altas paredes encalacadas que se ven desde fuera, lo único que se puede apreciar de él.