El establecimiento.

El establecimiento. E.E. Sevilla

Gastronomía

El bar de Sevilla más auténtico y que muy pocos conocen: es un chiringuito escondido en el centro de la ciudad

Sevilla
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Las calles de Sevilla rebosan bares a borbotones. Todos y cada uno de ellos mantienen su encanto y acogen a cientos de sevillanos y turistas deseosos de disfrutar de las joyas gastronómicas que despacha la ciudad.

Ahora, con el comienzo de las fiestas por la Navidad, son muchos los vecinos que salen a la calle para despachar un buen rato con amigos y familia. Pero hay veces que surge un inconveniente: la falta de una mesa libre o de un rincón donde ponerse.

En la capital andaluza hay una larga lista de establecimientos que se han convertido en indispensables. Las redes sociales se han hecho eco de los manjares que se dispensan en su barras y no hay quién visite Sevilla y no haga una parada en estos bares. Ejemplo de ello es la Bodeguita de Antonio Romero, muy famosa por sus piripis.

Sin embargo, perviven lugares que aún pasan desapercibidos para muchos turistas e incluso para unos cuantos vecinos. Recovecos que solo los sevillanos -y algunos pocos más- tienen la suerte de conocer y, por lo tanto, poder visitar. Es el caso del único chiringuito que hay en la casa de la Torre del Oro.

Porque sí, aunque en Sevilla no haya playa, esta dispone del establecimiento del verano por excelencia. Escondido entre el laberinto que componen las calles del centro de la urbe, se haya el que podría ser el local con más solera y esencia de la hispalense. 

Maestros del flamenco

No es otro que El Chiringuito, en pleno barrio de la Alfalfa. Este rincón es famoso por la amalgama de maestros del flamenco que han pasado por allí. Algo de lo que dejan constancias su paredes, repletas de imágenes de aquellos que han tenido la fortuna de echar un magnífico rato en esta reliquia. 

Las guitarras y palmas están a la orden del día en este escondite sevillano de la antigua calle Huelva. En él se pueden ver estampas muy difíciles de conseguir en otras partes de la ciudad y que van acompañadas del arte más puro. 

El número 6 de la calle Rafael González Serna es el lugar en el que habita este tesoro hispalense en el que cualquier día es bueno para montar un sarao. 

En su barra no se despacha comida de vanguardia, ni extraordinarios contrastes. No hay rastro ni de niguiris, ni de tatakis ni de tartares. Lo que se sirve en el epicentro de la bulería, el fadango y la soleá son tapas de toda la vida. Tampoco hay cabida para vinos refinados, aunque nunca faltará el de naranja para calentar el paladar. Y es que lo que abunda en dicho enclave son los botellines de cerveza bien fríos.

La realidad es que en Sevilla hay cientos de bares y restaurantes en los que disfrutar del buen comer. Aunque para aquellos que buscan lugares mágicos cargados de encanto, hay algunos que destacan más que otros. El Chiringuito es, sin lugar a dudas, uno de ellos.