Granada es la reina de las tapas. Es un título que pocos discuten. Las bebidas vienen siempre acompañadas de un aperitivo completamente gratis, y eso es algo contra lo que resulta díficil competir. Sin embargo, Sevilla no se queda atrás.
Por la capital hispalense hay repartidos cientos de bares que ofrecen verdaderos manjares. Locales en los que no faltan las tapas, uno de los sellos de la gastronomía andaluza y sevillana.
Las hay de todo tipo y para todos los gustos. Desde combinaciones más elaboradas y vanguardistas a otras más tradicionales. Los sevillanos no solo buscan que la calidad sea buena, sino que la cartera no sufra. En esto último, hay un establecimiento en la capital que se lleva la palma.
Se trata de Casa Gálvez, ubicado en el barrio de Nervión, en la parte que cuenta con más años y queda alejada de las paradas del tranvía y el centro comercial.
El paso del tiempo ha dejado huella en este establecimiento del número 95 de la calle Alejandro Collantes. Y es que aquí las cuentas se hacen a tiza y la cubertería y la vajilla refinada brilla por su ausencia.
Esencia sevillana en las paredes
La decoración es casta y con solera. La tradicional andaluza. En la pared comparten protagonismo la pintura azul cielo con los azulejos típicos sevillanos.
La carta está pintada a tiza en una pizarra que acapara todas las miradas. Lo que se despacha en esta tasca del barrio de Nervión son recetas de las de la toda la vida como el pescaíto frito, montaditos y casquería. Y lo mejor de todo es que las tapas no superan los dos euros.
El barbo es una de sus insignias. Este pescado de río se sirve en adobo y comparte espacio con otras delicias sevillanas como los caracoles. Aunque hay que tener en cuenta que estos no se sirven durante todo el año, sino solamente en temporada.
En el tapeo de un sevillano no puede faltar un buen surtido de emparedados. Por esta razón, Casa Gálvez ofrece una espléndida amalgama de estos bocados que quitan el sentido. Desde los más tradicionales como el de pringá hasta aquellos que se salen -solo un poco- de lo habitual, como es el caso del pepito de gamba.
Sin perder de vista la casquería
Los platos de casquería suponen otros de los puntos fuertes del mencionado bar. Aunque cabe destacar que el plato que más destaca entre los comensales son los filetes de hígado.
En cuanto a carnes, el pollo frito, famoso por lo fácil que es deshuesarlo y el aliño que consigue darle un toque muy característico, es uno de los ganadores. No obstante, este comparte podium con las costillas -a las que muchos optan por sazonarlas con un par de gotitas de limón- y el secreto ibérico.
De esta forma, Casa Gálvez se alza como una de las mejores alternativas para quienes quieren disfrutar de un auténtico tapeo sevillano en un rincón que sigue manteniendo la esencia de toda la vida.
Además, sus tapas -las reinas de la carta- que no superan los dos euros, lo convierten en la opción perfecta para aquellos que buscan recetas de calidad a precios imbatibles. Eso sí, hay que ser previsor e ir con tiempo, porque aquí no se aceptan reservas y las mesas suelen estas llenas.