La torrija más antigua de Sevilla.

La torrija más antigua de Sevilla. E. E.

Gastronomía

Esta es la torrija más antigua de Sevilla: desde mediados del siglo XX endulzando la Cuaresma sin cambiar de receta

Es la receta clásica, de toda la vida, aquella que conserva la tradición intacta. Es uno de los sabores más identificativos de este tiempo de espera.

Más información: La barra de torrijas que reinterpreta la Cuaresma en Sevilla: ocho sabores distintos hasta Semana Santa

Sevilla
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Pese a que las lluvias están aguando muchos de los cultos, la Cuaresma está en su punto de máximo apogeo. Es el momento de vivir con intensidad la espera de la Semana Santa y la gastronomía es uno de los mejores acompañantes posibles.

Hay muchos manjares típicos de esta época. Las espinacas con garbanzos o las tortillitas de bacalao son indispensables, pero después del almuerzo hay que endulzar el paladar. En este punto, las torrijas nunca fallan.

Los sevillanos tienen una infinidad de opciones disponibles para probar. Se han colado en las cartas de todos los bares. Las hay de todos los gustos y colores. Se sirven incluso con helado y siropes de todos los sabores.

Sin embargo, en Sevilla sigue manteniéndose la tradición. Hay muchos establecimientos que conservan la esencia del clasicismo en sus torrijas. No hay mejor ejemplo que las que sirven en La Campana.

Esta confitería abierta desde 1885 está en pleno Centro de Sevilla, en la plaza que le da nombre. Pero desde hace unos años tienen otros dos establecimientos en la Avenida de la Constitución y en el centro comercial Lagoh.

Con su propio pan

Aunque abrieron en el siglo XIX, se cree que la receta actual es de mediados del siglo XX. Los pasos son muy sencillos, pero el secreto principal es que hacen su propio pan, que tiene la suficiente dureza para soportar todos los ingredientes, tal como reconocen.

Luego lo fríen "con el mejor aceite" y lo bañan "en la mejor miel". No hay muchas más claves, pero nadie consigue darles ese toque que representa la máxima tradición de Sevilla.

Las torrijas de La Campana son una de las mayores tradiciones de la Cuaresma. Hay quienes siempre aprovechan el Miércoles de Ceniza para estrenarla. Solo se venden hasta el Domingo de Resurrección. No hay tiempo que perder, pues es uno de esos sabores efímeros que solo está disponible en esta época.

En esta confitería más que centenaria se venden cada día unos 400 torrijas, tal como reconocen los dueños del negocio. Los fines de semana se acercan a las 700.

El sabor inconfundible de las torrijas de La Campana es una de las señas de identidad inconfundible de la Cuaresma. Los sevillanos lo saben y cada vez más turistas se acercan a ella para descubrirlas.

Son las torrijas clásicas, las de toda la vida, bañadas en miel. Idóneas para desayunar, merendar e incluso para el postre. Son un ejemplo de cómo la tradición se mantiene viva en Sevilla sin necesidad de cambiar desde mediados del siglo XX y manteniendo la calidad intacta.