Una mujer neozelandesa devuelve un libro a la biblioteca con 68 años de retraso
En la jungla. El préstamo tuvo lugar cuando era una niña, lo que le ha librado de una multa que superaría los 14.000 euros.
29 abril, 2016 14:06Cuando se habla del 'recorrido' que puede tener un libro rara vez se dice pensando en un volumen individual. Pero lo cierto es que las peripecias de un ejemplar de Myths and Legends of Maoriland, del escritor neozelnadés A.W. Reed, podría contar más cosas de las que aparecen en sus páginas porque este viernes fue devuelto a una biblioteca de Auckland 68 años después de haber sido prestado.
Here we go! Here's the book borrowed in 1948, returned to Epsom Library TODAY! #rpt https://t.co/F9M71YQdeq pic.twitter.com/6uB9sZudIV
— Auckland Libraries (@Auckland_Libs) 28 de abril de 2016
El centro se felicitaba en Twitter por la recuperación de una obra que había caído en el olvido de sus archivos y en el de la memoria de la mujer que se lo llevara casi siete décadas atrás, cuando era niña. Precisamente, haberlo tomado siendo pequeña le ha librado de una multa que hubiera ascendido a 24.605 dólares neozelandeses (algo más de 15.070 euros), a razón de tres centavos por el retraso de la primera semana y uno más por cada día posterior.
Según un portavoz de la biblioteca citado por The Guardian, la mujer que devolvió la obra lo encontró entre sus libros de pequeña y siempre pensó en devolverlo. Aunque se está revisando el estado del mismo, la lectura no tiene un valor especial ya que es relativamente común en las librerías del país y se pueden conseguir fácilmente. Puede que, como apuntan, acabe en alguna zona especial dada su antigüedad.
De hecho, señalan que la publicación de la noticia ha hecho que más gente en una situación similar también se animara a retornar los libros con retraso aunque no tan notorio como en este caso.
Sobre la mujer que protagoniza la historia (con permiso de la novela) poco o nada se sabe. La biblioteca no guardaba registros de aquella época, por lo que ni siquiera se le ha podido poner nombre. El bibliotecario, no obstante, señala que "parecía un poco avergonzada pero como ella aseguró que había leído y disfrutado el libro muchas veces a lo largo del tiempo, realmente me hizo sentir bien pensar que el libro había estado tan bien cuidado".