No todo es perfecto en el entrenamiento de Kayla Itsines. Ya lo conté la semana pasada en este artículo. Algunas veces los ejercicios son fáciles, otras un poco más complicados pero siempre son de alta intensidad. Esto hace que el cuerpo se vea sometido a un ajetreo que, si no estás acostumbrada, acaba pasándote factura.
Algo así me ha pasado esta semana. El fin de semana me dejó de recuerdo un pequeño lumbago que me tiró al suelo y tuve la espalda dolorida durante unos cuantos días. A pesar de eso, el lunes hice la rutina aun a sabiendas de que debería haber descansado. Al terminar noté el dolor propio de los entrenamientos y un punzamiento más acusado en las lumbares. "Si es que eres idiota", me decía a mí misma. Pero no podía dejar de pensar que si no hacía el entrenamiento no iba a conseguir la ansiada foto del antes y el después.
Os soy sincera: me estoy obsesionando. Ese pensamiento de estar lesionada y querer entrenar pase lo que pase no es bueno. Y como soy idiota y lo reconozco, el martes cogí la bicicleta para hacer la parte de cardio en el Retiro. Medio Madrid y parte de España estaban allí metidos así que supe a ciencia cierta que acabaría chocándome con algo o alguien. Y, por no atropellar a un niño, el sillín de la bicicleta se chocó con una parte bastante delicada de mi cuerpo que propició un dolor inmenso y que, esto sí, me ha mantenido parada y quieta con hielo en el sofá.
La fiebre por Kayla
Hace unos días descubrí que existen grupos privados en Facebook en diferentes idiomas sobre los entrenamientos de Kayla y todo lo que gira a su alrededor. Allí pedí permiso para entrar y zambullirme (más) en el universo de esta mujer que está cambiando mi vida.
Allí descubrí que estas mujeres quedan en sitios para hacer los entrenamientos juntas. De hecho, este fin de semana hay una de estas quedadas en Madrid que, con mucha pena, me perderé. Todas hablan (hablamos) de sus problemas a la hora de afrontar los retos, de cómo van en su camino y de los trucos que cada una tiene para hacer el LISS, el HITT o los burpees.
Sin embargo, algo que llamó mi atención hace unos días fue este post.
Hola! Tengo una preguntita... ¿Que hacéis cuando estáis enfermas? ¿Dejais de entrenar? Yo llevo dos días mala y no he entrenado... Me siento un poco culpable y no se si hago bien o debería seguir entrenando... 😕
¿De verdad? ¿Tanta es la obsesión por el entrenamiento o simplemente es postureo? Incluso una llegó a contestar que la solución era "entrenar igual, desgraciadamente".
Tal fue la casualidad que el lumbago de este fin de semana me ha hecho hacerme la misma pregunta que esa compañera de sufrimiento. Estando realmente fastidiada sin poder doblar la espalda me puse a hacer abdominales, sentadillas y flexiones porque temía que saltarme el entrenamiento supusiera una penalización. Como si se me fuera la vida en ello. Una penalización que nadie me iba a poner salvo yo misma y mi conciencia.
No estoy sola en esto
Quise hablar de mi problema con gente que haya practicado este entrenamiento y que me confirmara que no estoy loca. Hablé con Celia García Álvarez, una mamá todoterreno que ya finalizó su entrenamiento de 12 semanas y que charló conmigo sobre el asunto. Ella decidió iniciarse en esto tras el embarazo y una pequeña lesión en un pie. "Yo también hacía mal algún ejercicio y tardé mucho en hacerlos bien", cuenta al otro lado del teléfono.
Ella, como otras mujeres y yo misma, tiene el nivel de exigencia bastante alto. "Tienes que ver hasta dónde puedes llegar porque te auto exiges demasiado. Una vez tuve que repetir porque estuve tres semanas de viaje y por cansancio. Ahora ya me lo estoy tomando un poco más ligero", admite Celia.
Celia tiene una cuenta de Instagram donde cuenta cómo va en sus entrenamientos y sube alguna foto de recetas que ella misma cocina. También hablamos en nuestra conversación sobre el problema de obsesionarse con tener el cuerpo de las fotos. "Cada una puede aspirar en un tiempo a un cuerpo. Es lógico que si tienes un ritmo de vida más sedentario se te note más", cuenta.
También hablamos sobre ese fallo de la aplicación que no explica bien algunos ejercicios. "Si tengo dudas se las pregunto a Saúl". Y con Saúl se refiere a Saúl Cravioto, su marido y deportista olímpico en K2. "Él no hace los ejercicios porque ya tiene bastante con sus entrenamientos pero alguna vez sí que consigo que salga a correr conmigo". Yo estoy también a ver si lo consigo, pero de momento es imposible.