Una china en el 26-J: así me colé en la fiesta de la democracia sin invitación
En la jungla. Nacida y criada en España, con 24 años y sin haber votado nunca por mi nacionalidad china, exploro un colegio electoral por primera vez.
27 junio, 2016 13:39Noticias relacionadas
Soy china, es innegable a la vista. Los ojos rasgados lo atestiguan. También el NIE (Número de Identificación Extranjera). Mis padres decidieron que las raíces no podían perderse y aquí estamos, dos elecciones generales después sin haber votado ni municipales ni generales porque China no tiene convenio con España -no, allí no se puede votar- ni se acepta la doble nacionalidad. Me animé a adentrarme en las entrañas de la democracia española.
"Ahí me colé y en tu fiesta me planté", decía Mecano en su canción. Tenía que vivir a pie de urna la famosa fiesta de la democracia. Fui a que me contagiaran del entusiasmo electoral, aunque fuera como el amigo al que le toca conducir. Disfrutar del ambiente sin poder darlo todo.
La cita empezaba pronto, casi a la hora de comer. Muchos aprovechaban con las galas de domingo para coger tono en las terrazas. "Y yo con estas pintas", pensaba. Aterrizo en el colegio electoral y, sorpresa, es un colegio tal cual. La verdad, siempre tuve la duda de si era un nombre figurado. Pues no.
A la entrada del colegio electoral se agolpan varias personas, como en las bodas a mirar qué mesa les ha tocado. Mientras finjo que yo también tengo que contrastar si me han dado bien la dirección, hay bronca de un abuelo al que le insisten a bajar del coche para ir a votar.
Cuando subes las escaleras no hay anfitrión pero sí porteros: los policías. Topo con una mesa llena. Pero no, ni coca cola ni comida: papeletas. Hay dos opciones: Congreso y Senado, de color blanco y rosado respectivamente. ¡Menos mal que no son rojos y verdes! Los votantes daltónicos lo pasarían mal. Un festín, qué empacho de nombres. Descubro que en España también hay comunismo, mira: el Partido Comunista de los Pueblos de España.
En el Congreso eliges una lista de nombres de un partido. ¡El que va a gobernar el país y salvarnos de todos los males! En el Senado haces euromillón porque eliges hasta tres candidatos que igual son del PP, Podemos y PACMA, quien te caiga mejor.
Hablo con dos apoderados - lo pone en su tarjeta de identificación. "Somos voluntarios, vigilamos", dice Rafa, del PSOE. "Evitamos que por ejemplo invaliden votos metiendo dos papeletas diferentes en un mismo sobre o nos aseguramos de que hay papeletas de nuestro partido". Su compañero Miguel, de Gijón (Asturias), me dice: "Los arreones de gente son antes y después de comer, después de la misa de 12.00h -no es coña- y de los partidos de fútbol".
Luego el interventor hace lo mismo que los apoderados pero con descansos. Bueno, para ser justos, también firma actas. Y la representante de Administración se encarga de comunicar a las 14 horas, 16 horas y 20 horas los recuentos de votos con una tablet.
Me produce curiosidad que todo -absolutamente todo- se hace con papel y boli. Uno de los vocales tacha los nombres y otro apunta el recuento del número de votantes y su nombre. Un mecanismo de check 100% moderno. Ah, y los vocales cobran 63,24 euros por estar de las 8 de la mañana hasta el recuento final, pasadas las 20 horas. Una paliza, la verdad.
A la salida ni me voy de after ni tendré resaca. Oigo a una señora decir "Mamá, ¿no estás contenta de votar? La cosa está muy mal. ¡Podríamos volver y votar otra vez!". Quizás la próxima me pueda apuntar, esta vez con invitación oficial.