El retorno de Amancio Ortega al trono del hombre más rico del mundo ha dado que hablar. Según la última actualización del listado de la revista Forbes, el fundador de Zara ha adelantado a Bill Gates en el ‘ranking’ y ya es el número uno. Al parecer, gracias al despegue de la cotización de Inditex. 

Trending Topic desde minutos después de que se conociese la noticia, el nombre del empresario más rico del mundo ha protagonizado -hasta el momento de publicación de este artículo- más de 43.800 tuits divididos entre los que denuncian y los que alavan las prácticas del empresario, y, cómo no, los que simplemente "pasaban por allí" y han querido dedicar sus 160 caracteres al multimillonario.  

El empresario de origen leonés se estrenó en la famosa lista Forbes, que mide aquellas fortunas que superan el 'billion dollar' (el equivalente a 1.000 millones de la moneda estadounidense) en el año 2001, y desde entonces no ha dejado de escalar posiciones hasta colocarse en el pódium. 

Claro que ser el número uno tiene sus ventajas -que, para que nos hagamos una idea, no caben en centenares de huchas de cerdito- e inconvenientes, como que te sitúes en la palestra para que todos opinen sobre ti. 



Empezó de la nada

Desde la vertiente más irónica, algunos tuiteros se han tomado con mucho humor las frases tópicas que los defensores de Amancio Ortega no se cansan de repetir. 

Una fortuna made in Bangladés 

No podían faltar las críticas a las prácticas empresariales que el imperio Inditex ha llevado a cabo para llegar hasta lo más alto. En ocasiones, la mano de obra barata se paga cara.  



Si yo fuera rico...

Por mucho que insistan, nada parece demostrar que exista realmente la envidia sana, pero sí la risa sana. Así, el común de los mortales bromeaban con cómo estaría viviendo una jornada tan llena de emociones el propio fundador de Zara. 

Se lo ha ganado, ¡envidiosos!

También han sido muchos los usuarios que han sugerido que Amancio Ortega está donde está gracias a su trabajo y estrategia de negocio, no como otros "perroflautas" de cuyos nombres -o, cuando menos, ideologías- sí han querido acordarse. 

Y, cómo no, los que combaten la envidia e ironía recordando que el dinero no da la felicidad. Así que tranquilos todos, hombre ya. 

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