Este 12 de Octubre de 2016 a la Fiesta Nacional le salen detractores por todas partes. La primera ha sido la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que remitió por carta a Felipe VI su renuncia a participar en el desfile de las Fuerzas Armadas y el homenaje a la bandera. El siguiente plante lo ha dado el líder de Podemos, Pablo Iglesias, aunque esta vez estaba correctamente invitado. En Badalona, la alcaldesa Dolors Sabater de Guanyem ha ofrecido a los trabajadores municipales transformar el festivo en laborable.
En pleno pulso con los soberanistas en Cataluña, el Partido Popular ha reclamado a la alcaldesa de la ciudad condal Ada Colau que celebre la Hispanidad con la misma pompa que la Diada, y sus representantes han tenido palabras de reproche para los representantes políticos díscolos.
Percival Manglano, concejal del PP de Madrid, acusaba a Carmena de usar su viaje a Colombia como pretexto. Y Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación aseguraba en 13TV que "a diferencia de Carmena e Iglesias, estamos orgullosos de nuestra Fiesta Nacional, nuestras Fuerzas Armadas y nuestra Casa Real".
Sin embargo, la mención al orgullo patriótico del PP en el 12 de Octubre ha traído a colación uno de los primeros fenómenos virales de la política española, acaecido hace nueve años por estas mismas fechas. "Igual estabas en COU y no te acuerdas", añadía con retranca la tuitera Señorita Puri, recordando la excusa que había dado horas antes Casado para justificar el PowerPoint de la financiación ilegal en el PP que había revelado el diario El Mundo.
Así, el 10 de octubre de 2007, tras las tensiones entre Partido Popular y el gobierno de Zapatero por el apoyo al Estatut de Cataluña, Mariano Rajoy sorprendía con un hecho insólito por aquél entonces, que llevaba a más de uno a preguntarse si el discurso de Navidad no se había anticipado.
El líder del PP publicaba un vídeo en el que, hablando directamente a los españoles, les instaba a "honrar y exhibir el símbolo que mejor representa" el "orgullo de ser nación", la bandera española. "Yo estoy orgulloso de ser español" - concluía, pidiendo a los españoles hacer "algún gesto que muestre lo que llevan en su corazón", para que todos sepan "lo que sienten los españoles por España.
Lo que Rajoy sentía por la Fiesta Nacional quedaba claro exactamente un año después, en una reunión del Comité Ejecutivo del PP. No se trató de un lapsus de los que cimentarían su carrera en los años venideros, sino de un micrófono abierto de la Cadena Ser. El dispositivo indiscreto grabó como le confiaba a Javier Arenas que "mañana tenía el coñazo del desfile, en fin, un plan apasionante...". Telecinco emitió el audio sobreimpuesto a las imágenes del Comité. Los medios recordaron entonces la soflama patriótica de un año atrás, que quedaba desbaratada ipso facto.
La 'pillada' fue justificada como una "expresión coloquial propia de una conversación de ámbito privado" - una excusa que se haría muy popular entre los políticos con el auge de las redes sociales - y enterró las intenciones del PP de volver a capitalizar la Fiesta Nacional. Como ha comprobado Pablo Casado, siempre habrá en las redes sociales quien esté dispuesto a recuperar el embarazoso momento.