Un niño japonés de 9 años ha muerto esta semana tras ser atropellado por un caminonero que jugaba a 'Pokemon Go' mientras conducía. El conductor, un hombre de 36 años, fue detenido tras el suceso y reconoció los hechos: aseguró que "no estaba mirando hacia delante" mientras llevaba el vehículo.
Además, confesó a los investigadores, encendía la aplicación cada vez que se subía al camión. Los sucesos ocurrieron en una zona aparentemente sin riesgo, en un carril de dirección única de la ciudad de Ichinomiya (Prefectura de Aichi) en el que la velocidad estaba limitada a 40 kilómetros por hora.
Este incidente llega meses después del apopgeo del uso de esta aplicación. Sin embargo, tanto en aquel momento como posteriormente las autoridades de varios países del mundo se han visto obligadas a recomendar -e incluso a prohibir- a la gente el juego en según qué situaciones. Este episodio de Japón, por ejemplo, es uno de los que se pretendían evitar en Tennessee, donde una campaña ya prevenía del riesgo de cazar pokemons mientras se conducía.
Pero el peligro llegaba desde diversos frentes. En algunos lugares se censuraba el que los jugadores, absortos en la labor a la que les animaba el juego, acaban por colarse en lugares vetados: cuarteles, comisarías o zonas privadas de diversa índole, a veces sin que ni siquiera levantaran la vista de la pantalla de su móvil, lo que motivó desde el primer día incidentes de todo tipo, incluso hasta disparos a los jugadores más despistados.
En Irán no dieron explicaciones; sencillamente lo prohibieron aduciendo "razones de seguridad" sin especificar. Un clérigo saudí afirmó que la aplicación incluía "imágenes prohibidas" que violarían las leyes islámicas.
Menos grave pero igualmente llamativa fue la prohibición en el mundo del deporte. Mourinho, testigo del fervor de sus jugadores por la aplicación, la prohibió en el vestuario de su Manchester United, donde lo único permitido es cazar... goles.