Si usted participa en un grupo de WhatsApp en el que se tiende a lamentar que la corrección política coarta la libertad de expresión; en el que se usan peyorativamente términos como "progre" o "feminazi"; y en el que se clama sobre la pérdida de las tradiciones, la relajación de costumbres, que ahora se "proteste por todo" o que sencillamente falta "sentido común" para resolver los problemas de España, probablemente ya haya recibido este mensaje. Si no, es sólo cuestión de tiempo.
El texto, en función de la versión que uno reciba, está titulado 'Mi reputación' y repasa punto a punto determinadas posiciones conservadoras y liberales que están mal vistas, según el autor, en el clima de opinión actual. Desde ser blanco, indicativo de "racista", a no votar a la izquierda, defender la unidad de España, ser cristiano o apoyar a las Fuerzas Armadas. El mensaje, sin embargo, acaba en una nota optimista, conminando al receptor a compartirlo y comprobar que no está sólo en su forma de pensar.
El remate final es la firma de Arturo Pérez-Reverte. Si el escritor y académico está detrás del llamamiento, ¿cómo no sumarse? Sin embargo, se trata de una falsificación. Alguien ha aprovechado el prestigio del autor y su fama de bravura a la hora de entrar a opinar en materias polémicas como el género y el militarismo para endosarle un texto que no es suyo. La táctica ha funcionado: la extensión del mensaje en cadena le ha llevado a acudir a las redes sociales para desmentir a sus seguidores que él esté detrás del WhatsApp. "Este texto no es mío. Uno más de los apócrifos que circulan por la red".
¿Quién es entonces el autor de la proclama? Lo cierto es que el texto, en formato 'corta y pega', lleva reproduciéndose en perfiles de Facebook y comentarios en la red (notoriamente, en Forocoches) desde el verano pasado. En el proceso se han producido sutiles variaciones: por ejemplo el "(según los moros)" a la altura del "Soy un cristiano, lo que hace de mi un perro engañado" no aparece en todas las versiones. El mensaje también ha triunfado entre usuarios latinoamericanos, que se lo atribuyen a figuras de autoridad locales como el pensador argentino Rodolfo Brieba. El "orgullo de ser español", evidentemente, no hace su aparición en estas versiones.
La atribución a una celebridad de un mensaje para conseguir un mayor efecto viral es una de las técnicas de intoxicación más frecuentes en la Red. El director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, se vio obligado a desmentir hace unos meses una cadena de WhatsApp que anunciaba revelaciones inminentes sobre el 11-M y que se hizo inmensamente popular pese a que las referencias temporales sobre los políticos y acontecimientos citados estaban completamente desactualizadas.
En lo que acierta sin duda el mensaje, sea quien sea su creador, es el pulsar las teclas emocionales que lo han vuelto tan popular en WhatsApp. "Me dicen que no es de Arturo Pérez-Reverte" - escribía una lectora del Correo de Pozuelo - "pero me da igual, me ha gustado mucho y he decidido publicarlo".