Quien haya entrado en liza de una discusión tuitera sabe lo fácil que es morir de la manera más tonta. Un descuido, una errata, una letra traspapelada en medio de un intenso duelo será usado por un avezado rival para acometer una y otra vez contra el traspiés. Al acreedor de tamaña herida en el flanco sólo le queda encastillarse en la verdad de sus argumentos por encima de la ortografía, caer en el y tú mas o retirarse afectando dignidad.
El duelo que hoy reportamos es un tres contra uno de Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, frente a tres diputados de Ciudadanos: el portavoz de la formación naranja en el Congreso, Juan Carlos Girauta, y dos de sus representantes más telegénicos: Toni Cantó y Félix Álvarez, Felisuco. La primera sangre la vertió el espadachín de la coleta: comentando la noticia de que Marine Le Pen, jefa del Frente Nacional, retiraría la enseñanza pública a los hijos de los inmigrantes irregulares, comentaba: ¡Vaya! Le Pen quiere hacer lo mismo que Ciudadanos aquí con la sanidad ¿Quien [sic] se parece a los populismos de derecha?
El líder de Podemos se mostraba así irritado por las comparativas entre su formación y el auge de candidatos populistas, aunque escorados hacia la extrema derecha, como Donald Trump en EEUU o la propia Le Pen en Francia que se han venido oyendo de boca de rivales políticos desde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al líder de Ciudadanos Albert Rivera. La propuesta enunciada por la candidata del Frente Nacional no podía ser más clara:
"Creo que la solidaridad nacional debe ir dirigida a los franceses. No tengo nada contra los extranjeros, pero les digo: 'Si venís a nuestro país, no esperéis ser atendidos, curados, que vuestros hijos sean educados gratuitamente'. Eso se ha terminado. ¡Es el fin del recreo!"
La pulla de Iglesias contra Ciudadanos va dirigida a una medida planteada de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2015. Por aquél entonces, el partido de Rivera planteó una "atención sanitaria limitada para los inmigrantes en situación irregular". El partido explicaba que no cuestionaban el derecho a la salud para este colectivo pero consideraban que "el alcance de las prestaciones sanitarias debe ser más limitado que el que se ofrezca a los extranjeros en situación legal o a los ciudadanos del país, tal como sucede en la mayoría de países de la UE".
Esa medida, sin embargo, quedó aparcada con el Pacto de El Abrazo que firmó Ciudadanos con el PSOE tras el 20-D. El acuerdo proponía devolver el derecho a la tarjeta sanitaria, que perdieron durante el mandato de Ana Mato en el ministerio de Sanidad, "en las mismas condiciones de los españoles" a los extranjeros sin permiso de residencia que estén empadronados. De cara al 26-J, el programa de los de Rivera soslayaba el polémico punto asegurando que "no se va a negar la asistencia a nadie" y que se buscaría un acuerdo europeo sobre la atención a las personas en situación de irregularidad.
La alusión ha hecho saltar el avispero en las redes de Ciudadanos. Girauta, un tuitero sin redaños como demostró su dura y hosca polémica con Jordi Évole, era el primero en acusar a Iglesias de "mentir", acusándole además de tenerlo como hábito: "Para no variar". Además, daba la puntilla señalándole el olvido de la tilde en la forma interrogativa del quién.
"Iglesias, que se unió a Le Pen para pedir salida del euro, miente: Ciudadanos defiende la educación y sanidad públicas" - añadía por su parte Toni Cantó. Hacía referencia a una enmienda presentada en el Parlamento Europeo por Europa de las Naciones y las Libertades, el grupo que reúne a los europarlamentarios euroescépticos y radicales, para proponer una revisión del euro. Podemos e Izquierda Unida se sumaron a la propuesta, una ocasión que desde Ciudadanos no dejan de recordar cuando se les ataca por su pacto de coalición con los ultraconservadores de Libertas.
Felisuco era el tercero en arguir que Iglesias usaba la mentira como "arma revolucionaria" y añadía al incidente de la tilde dos trabalenguas más del líder de Podemos: cuando habló de la "cruz de Borgoña" en el debate de investidura, ridiculizando a Albert Rivera al decir que debería buscar la referencia "en Google", y cuando fue incapaz de pronunciar el nombre de la firma 'Price Waterhouse Cooper' en el primer debate electoral del 20-D.
Pablo Iglesias no entró al trapo, dedicando el resto de la velada del festivo de la Inmaculada a repasar la prensa en redes. Sin embargo, queda un pequeño misterio en las redes: en la mañana del viernes, la cita del tuit de Iglesias aparecía como 'no disponible' en el Timeline de Girauta, aunque era visible en la pestaña de menciones. Las cábalas de las entrañas de Twitter son insondables; si es el resto de un bloqueo activado en un momento de irritación es algo que sólo sabe el dueño de la cuenta.