La Taponeta, el Mercedes de 1979 que recorre Galicia para ayudar a los niños con parálisis
En la Jungla. Enrique Magdalena ha transformado el coche de su vida para que cumpla una última y noble misión.
10 marzo, 2017 11:42Noticias relacionadas
"Es el coche de mi vida, en el que viajábamos toda la familia. Un histórico Mercedes 300D que tiene 38 años y más de 700.000 kilómetros. Mi padre lo compró de segunda mano en Alemania, aprendí a conducir con él con 14 años y después me llevó a la Universidad. Una auténtica maravilla". Enrique Magdalena heredó esta vieja gloria automovilística hace tres años, tras la muerte de su padre. Desde entonces, el coche había estado prácticamente parado. Sin embargo, un día decidió que tenía que volver a rugir por las carreteras de Galicia y cumplir una última y noble misión relacionada.
"En noviembre me enteré del caso de Nahir, una niña de cinco años de Pontevedra que sufre parálisis cerebral y cuya familia no tiene recursos. Dije: 'Joder, tío, hay que hacer algo. Hay que echarle una mano'. Porque cuando nos tocan las cosas de cerca, nos volcamos de la leche, pero cuando no, ¿qué?”, comenta este periodista pontevedrés de 41 años por teléfono.
La respuesta a cómo hacerlo la iba a encontrar aparcada en el garaje, en su viejo e histórico coche. "Estaba ahí, de repuesto y no lo utilizaba casi. Así que, al 'carallo', hablé con mi gente y decidimos darle un uso. Buscamos unas pegatinas bastantes llamativas que ilustrasen la labor que iba a cumplir y se las pusimos en el capó y en los laterales". El nombre vino después: "Yo lo llamaba tronconeta, porque era como un tronco. Pero estuvimos dándole vueltas con un colega: 'Tronconeta, tronco… tapones... ¡Taponeta!'". Y así la bautizaron.
Enrique hace ahora una media de 200 kilómetros a la semana con su Taponeta de forma altruista, recogiendo tapones de plástico de distintos puntos de Galicia con los que ayudar a Nahir y a Valeria, otra niña con parálisis y cuya familia necesita recursos. Sigue la estela de la Fundación Amigos de Galicia, que inició una campaña en octubre para conseguir 24 toneladas de tapones.
En el tiempo que lleva circulando Enrique con su Mercedes, ha conseguido acumular cerca de 3.000 kilos de tapones que la gente ha cedido amablemente. "La recicladora paga 220 'euriños' por cada tonelada de tapones. Es una miseria para lo que se necesita, pero bueno, toda ayuda siempre es bien recibida".
Hace poco más de un mes volvió de Muxía con una tonelada de ellos. El pasado martes, tocó hacer una visita a un colegio, en cuyo patio aparcó su estrambótico y colorista Mercedes. "A los chavales les encanta. Queremos dar visibilidad a una causa justa, concienciar a los niños y además inculcarles valores como la solidaridad, del altruismo, de la empatía y explicarles lo que se puede conseguir trabajando en equipo. Porque la Taponeta es un proyecto de un equipo gigante, de gente que guarda sus tapones y los cede para ayudar".
Su hija Carla, de siete años, se ha convertido en una copiloto habitual en sus viajes. "Tiene metido a fuego esto. Es una forma de mostrarle que la sociedad es mucho mejor cuanto más humanos seamos todos". Pero el mensaje que la Taponeta quiere transmitir no tiene sólo que ver con la solidaridad, sino también con la falta de ayuda de las administraciones. "Ojalá la Taponeta despierte las conciencias de los políticos cuando la vean y lean en ella la palabra 'solidaridad'.