La esquizofrenia es una enfermedad que afecta a unas 400.000 personas en nuestro país. Los que la padecen sufren alucinaciones, trastornos del pensamiento y de la conducta, y tienen a menudo ideas delirantes que provocan que la sociedad los estigmatice, creando a su alrededor un montón de ideas falsas sobre la enfermedad.
Kate Fenner es una joven de 18 años a la que diagnosticaron esquizofrenia hace poco más de un año. A consecuencia de ello ha desarrollado ansiedad y depresión, sufre raras visiones y cree oír voces. Sin embargo, a pesar del varapalo, se ha propuesto un objetivo: acabar con el tratamiento negativo que se da en los medios de las personas que sufren enfermedades mentales.
"Siento que los medios representan los trastornos de tal manera que las personas que los padecen parecen incompetentes, violentas o vagas", relata la adolescente en declaraciones al Huffington Post. "Puede ser el caso de algunos, pero la mayoría de las personas que conozco que sufren algún tipo de enfermedad mental son personas normales", añade.
Así, ha decidido representar a través de los dibujos que vuelca en su cuenta de Instagram las sensaciones que experimenta cuando la crudeza de su enfermedad se manifiesta. Para ello suele dibujar moscas, con las que muestra lo "insignificante, molesta o sin valor" que se siente a veces o cómo escucha voces que le dicen que prenda fuego a las cosas.
Sin embargo, hay otros ejemplos, en los que utiliza arañas, bichos extraños, caras y ojos desencajados, que sí se inspiran directamente en sus alucinaciones. "La gente tiene miedo a abrirse y a ser menospreciada. Entiendo los riesgos de hacer públicas las alucinaciones y las voces que oigo, pero estoy dispuesta a asumirlos en un intento de normalizar la enfermedad mental y educar a la gente", subraya.
Fenner asegura que la gente se muestra confundida cuando cuenta que escucha voces, pero confía en que sus dibujos cambien la forma de verlo. "Cuando le digo a la gente que escucho voces, a menudo me miran desconcertados. Sin embargo, es algo normal para mí". Y no sólo para ella, también para muchas personas que sufren este trastorno mental.
La adolescente se medica y acude al psiquiatra para luchar contra los pensamientos autodestructivos que a menudo la asaltan. Sus ilustraciones le sirven también de terapia y confía en que tengan un impacto positivo en las personas que sufren su misma enfermedad. "Espero que mi arte sirva para hablar a aquellos que se sienten solos y perdidos", finaliza.