Si Andy Warhol hubiese nacido en la España de nuestros días, tal vez no habría elevado a Marilyn a los altares del Pop Art. Probablemente, habría hecho lo propio con La Veneno, Chenoa o Lola Flores. “En España tenemos muchos iconos. En Estados Unidos los adoran y aquí, de repente, a la gente como que le da vergüenza”. Quien habla es Cristóbal Tabares, artista tinerfeño de 32 años, que ha encontrado en los personajes que protagonizan algunos de los momentos más épicos e hilarantes de la historia de la televisión española su musa particular.
Tabares, que compagina la pasión por la pintura con su trabajo como productor de un programa en la televisión canaria, comenzó a realizar este tipo de extravagantes cuadros hace algunos años. “El primero que pinté fue uno de Whoopi Goldberg. Tenía ganas de pintar una negra”, cuenta al otro lado del teléfono. La buena acogida que tuvo en la cuenta de Instagram en la que publica fotos de sus cuadros le llevó a pintar el retrato que él mismo reconoce como su “buque insignia”: Chenoa en chándal.
Fue entonces cuando se dio cuenta que tenía ante sí un auténtico filón por explotar. "Fue como destapar la caja de Pandora. Cuando haces pop, ya no hay stop". Cristóbal, fruto de su "incontinencia pictórica", comenzó a retratar a lo más granado de 'APM', 'Callejeros' o 'El Diario de Patricia' como ejercicio "para soltar la mano antes de ponerme a pintar otras cosas".
Así, el artista ha retratado a la protagonista del "vamos, que la he liao' parda", al de "Que te meto con el meshero, Sole", a la 'Chon' de Murcia, a la modelo del 'Claro que sí, guapi', a Terelu comiéndose un churro, a Chiquito de la Calzada o a Ana Botella en el momento de su "relaxing cup of café con leche". Pura poesía audiovisual que ahora tiene una versión analógica.
También ha tenido tiempo para crear su propia línea de azulejos con Carmen de Mairena, el 'Cuñao' al que Jesús Quintero lanzó a la fama gracias 'Ratones Coloraos' o del mítico Carlos Jesús.
Pero si hay una musa que inspira a Cristóbal y a la que le gusta retratar, ésa es La Veneno. "Ella era muy extravagante. Una mujer con muchas curvas, unos pechos rebosantes... y siempre tan expresiva. Aparte de todo lo que conlleva como personaje de este país", reconoce.
Cristóbal, gracias a su cuenta de Instagram, ha conseguido vender la mayoría de los cuadros. "El precio suele estar entre los 150 y los 200 euros, más gastos de envío", explica. Su arte, dice, está destinado a un público que reconoce a estos iconos debido a que nacieron con el 'boom' YouTube, de ahí que haya decidido poner una tarifa negociable. "Estoy haciendo arte para una generación que ha sufrido la crisis en sus carnes. Por eso pongo unos precios 'democráticos', que se pueden negociar".
Por el momento, ninguno de los personajes a los que ha retratado se ha puesto en contacto con él. Eso sí, el artista reconoce que hace algún tiempo decidió mandarle a Chenoa -sólo a ella- su cuadro. "Me vine arriba, contacté con ella por Internet y se lo mandé. No me contestó jamás", finaliza.