Jack salió de casa un día de noviembre. No supo regresar a casa. Rocco, de once años, salió a buscarlo preguntando a sus vecinos, puerta por puerta, de su barrio en Pergamino, una ciudad de 100.000 habitantes al norte de Buenos Aires. Nadie tenía noticias del perro, al que había adoptado cuatro años atrás. Su amo no se rindió. Imprimió carteles. Usó sus redes sociales. Movilizó a su familia. Así, durante ocho meses. Hasta la semana pasada.
La encargada de dar la buena noticia fue la madre de Rocco, Romi Risso, el pasado 5 de junio en el grupo de Facebook de la protectora de animales que se había sumado a la búsqueda. La campaña de visibilización había surtido efecto: un amigo de la familia había reconocido al perro rondando cerca de una gasolinera. Lo convenció para que lo acompañase montado en la parte trasera de su camioneta y lo trajo de vuelta a su casa.
La cámara estaba preparada para grabar el reencuentro, el final feliz que habían comenzado a dar por imposible. "¡Jack!", grita emocionado Rocco al cruzar el umbral. El perro ya corre hacia él, le abraza con las patas delanteras; el niño rompe a llorar y lo aprieta contra su pecho. Jack aguanta la efusión con paciencia, lanzando cariñosos lametones; pero al rato se libra para prodigar carantoñas al resto de la familia. Romina abraza a su hijo, y un instante después, es Jack quien vuelve con su amito, al que muerde inofensivamente sobrepasado él también por las emociones.
El vídeo llegaba al día siguiente a la televisión argentina. Desde la página de Facebook del programa Síntesis 13 de Canal 13, las reproducciones se acercan a los dos millones. Romina ha contado a Todonoticias.ar que su hijo es un apasionado de los animales: practica equitación y ha criado a dos pájaros y una iguana. Pero el vínculo de un muchacho con su perro es especial. "Hace 10 días mi hijo soñó que Jack volvía. Yo le dije: No pienses todo el tiempo en eso, porque las sorpresas llegan cuando menos las esperas".