La marca de profilácticos Control cree que uno de los principales motivos por los que los españoles no utilizan preservativos es porque les “corta el rollo”. Sí, he oído eso alguna vez.
“Para combatir ese falso mito”, y cito palabras textuales, “y demostrar que se necesitan menos de nueve segundos para colocar un preservativo correctamente” la empresa ha organizado un certamen para encontrar a quien ponga el mayor número de condones en un minuto. Primera posible contradicción: o se ponen bien o se ponen rápido. ¿Las dos cosas a la vez es factible?
La marca apenas da más información: ¿En dónde se ponen los preservativos? ¿En unos dildos? ¿Qué tamaño tienen? ¿Y los preservativos? Porque no es lo mismo manipular un condón XXL y una herramienta M, donde la maniobra parece más sencilla, a priori (el diámetro del primero cubre sobradamente el diámetro del segundo), que al revés. ¿Y si no son dildos? ¿Y sin son hortalizas o frutas? Todos hemos usado pepinos o plátanos como eufemismos de los genitales masculinos, pero ¿y si a algún directivo moderno se le ocurriera usar una berenjena, tan de moda ahora en los emojis? No habría manera.
Si de verdad se quiere hacer esto bien hay que usar modelos y escenarios reales. Todo lo demás es una falta flagrante de rigurosidad. El caso es que habría que encontrar a, al menos, siete personas por participante, por aquello de batir el tiempo de nueve segundos por preservativo. Desconozco si habría tantas personas que se dejasen manipular por el mero hecho de participar en un concurso. Yo por lo menos no sería capaz:
- Hola, vengo a lo de los preservativos.
- ¿Vienes a poner o a que te pongan?
- A que me pongan
- Ve a la fila de la izquierda, por favor
- ¿Aquella con tanta gente?
- Sí, esa
- …
Demasiada presión.