Uno puede pensar, y con toda la razón del mundo, que los inventos son el resultado de años de investigación y de un proceso complicadísimo. Pero a veces a uno simplemente se le alinean los astros y encuentra cosas maravillosas, algunas por pura casualidad y otras porque el producto que se encontró se aplicó para usos totalmente diferentes a lo que se pretendía en un principio.
Sea como fuere, estos son los inventos que revolucionaron el mundo pero al principio parecían inútiles.
Sacarina
La de la sacarina es una historia del azar. En 1879 el investigador Constantin Fahlberg estudiaba, en el laboratorio de la Universidad Johns Hopkins, las aplicaciones del alquitrán de hulla. Una noche, al volver del trabajo, notó como su mano tenía un particular sabor dulce que atribuyó al compuesto sulfobenzoico con el que había estado trabajando esa misma tarde. A partir de ahí, redirigió sus estudios a esta nueva sustancia y sus particularidades.
Coca-Cola
El coronel confederano John Pemberton, que había sido herido durante la guerra, se convirtió en un adicto de la morfina. Para poner remedio a su problema decidió crear un tónico basado en hojas de cocaína que le alejara de su problema con las drogas. Al final, resultó que su bebida triunfó como refresco.
Marcapasos
Wilson Greatbatch estaba trabajando en un artilugio que permitiera grabar el sonido del corazón. Sin embargo, conectó mal una resistencia y, en lugar de grabar, lo que consiguió fue imitar perfectamente el latido de un corazón humano.
Copos de maíz
Cuando Will Keith Kellogg empezó a ayudar a su hermano en la cocina del hospital donde trabajaba, descubrió por pura casualidad unos restos de masa de pan que había estado al aire durante muchas horas. A pesar de ello decidió ver qué pasaba si la cocinaba igualmente y ahora tenemos uno de los desayunos más conocidos en todo el mundo.
Post-it
En 1968 un químico que trabajaba para 3M, Spencer Silver, descubrió un adhesivo lo suficientemente fuerte como para pegar papel con papel pero lo suficientemente débil para despegarse si se tiraba de él. Después de muchos intentos fallidos de llevarlo al mercado, un compañero suyo pensó que sería el punto de libro perfecto.
Patatas chips
En 1853 un chef de Nueva York inventó las chips por un enfado. Un cliente no hacía más que enviarle sus patatas fritas de vuelta a la cocina porque estaban blandas, así que George Crum, el chef en cuestión, decidió cortarlas finísimas, freírlas hasta que crujiesen y ponerles sal. Para sus sorpresa, el cliente quedó satisfecho.
Microondas
En 1945, el operador de radar Percy Spencer descubrió, de casualidad, la aplicación alimenticia de esta tecnología. Un día, probando ajustando combinaciones de microondas en el radar, notó como su chocolatina se fundió en sus pantalones. Lo demás es historia.
Pegamento ultrarápido
Un investigador de los laboratorios de Kodak, Harry Coover, descubrió un adhesivo sintético mientras desarrollaba lentes plásticos para visores de armas. Lo más curioso es que descartó el producto por ser demasiado potente y no fue hasta años después que alguien lo encontró y le dio el uso que todos conocemos a día de hoy.
Dinamita
La humanidad conoce la pólvora desde hace milenios, sobre todo en Asia. También es conocida la nitroglicerina, aunque su uso siempre fue menor debido a su alta inestabilidad. No fue hasta que Alfred Nobel descubrió un método para contener a esta sustancia tan volátil en un medio sólido que se popularizó.
Penicilina
Alexander Fleming descubrió la penicilina de casualidad mientras estudiaba al estafilococo, dejando durante sus vacaciones unos discos de petri con algunas bacterias mien. A la vuelta esperaba encontrar que la bacteria hubiese crecido pero en su lugar se encontró con que una especie de moho lo había impedido. Así nació el primer antibiótico del mundo.