El museo con más obras falsas que verdaderas
En La Jungla. Hay un refrán americano que dice: "si no está roto, no lo arregles". Algo así debieron pensar los responsables del museo al encargar un estudio sobre sus piezas. No es el único caso de este tipo.
11 julio, 2017 11:37De entre las 2.000 piezas que el Museo Mexicano de San Francisco ha decidido investigar en una primera tanda, sólo se pueden salvar 83. El resto se tendrán que ir a la basura o algún destino similar. La culpa de este desastre no lo tiene un incendio sino un informe que certifica que el 96% de esta primera remesa del museo es inverificable o falsa. Así de claro.
No les ha podido salir peor la apuesta que hicieron los gestores del museo hace unos años cuando, viendo la importante cantidad de objetos de que disponían -más de 16.000-, decidieron cambiar su sede a una más grande y afiliarse al Smithsonian para poder seguir creciendo. Lo primero les ha costado 86 millones de dólares, que han reunido durante los últimos cuatro años, y lo último les puede costar muchísimo más.
Te afilias con el Smithsonian y se levanta la liebre
El problema de todo este asunto es mucho más sencillo de lo que parece: la mayoría de la colección que dispone el Museo Mexicano de San Francisco ha sido donada por gente anónima y nunca, hasta ahora, se había verificado. Sin embargo, desde su afiliación con el Smithsonian, deben certificar la procedencia y autenticidad de cada una de sus piezas porque así lo exige el afamado museo. Así pues, y después de encargar un primer informe de estas 2.000 piezas, las alarmas han saltado al más alto nivel.
A pesar de este jarro de agua fría, el Museo Mexicano de San Francisco ha conseguido un leve respiro al certificar que todas las piezas de una nueva donación son auténticas. De este modo, a las 83 anteriores se le suman nada más y nada menos que otras 87 más. Los responsables del museo creen que con estas 170 piezas tienen de sobra para formar una colección prehispánica serie.
80 piezas reales y 40.000 falsas en China y la roca lunar que era de madera
En 2013, el Museo Jibaozhai -en China, situado a 100 kilómetros de Pekín- se encontró con un caso similar o peor: 40.000 de sus piezas eran falsas. Como siempre hay que ver el vaso medio lleno, los responsables declararon positivo que 80 de sus artefactos fueran reales. A pesar de esta espectacular defensa, las autoridades chinas cerraron el museo.
El Museo Nacional Holandés también se llevó un buen susto tras analizar uno de sus principales atracciones: un trozo de roca que, supuestamente, habían traído desde la Luna los astronautas del Apolo 11. La pieza fue adquirida por el museo tras la muerte del primer ministro Willem Dreesman en 1988. La presunta piedra se la había regalado en 1969 el entonces embajador americano J. William Middendorf, asegurando, sin dar más detalles, que la había obtenido a través del Departamento de Estado. ¿La realidad? No es más que un trozo de madera petrificada, como se descubrió en 2009. El museo decidió mantenerla como curiosidad.
La parte buena es que siempre quedarán salidas, como el Museo de las Falsificaciones en Viena o, directamente, el Museo del Fracaso, en Helsingborg, Suecia. Porque, al final, es verdad que todo el mundo acaba encontrando su sitio.