El de a continuación es un ejercicio de fe. Pongámonos en situación. En el enorme estado de Texas hay una ciudad de unos trescientos mil habitantes que se llama Corpus Christi. En ella están construyendo una oficina bancaria nueva y en esta, están acabando de instalar un cajero automático.
Para acceder al cajero, hay que abrir una puertecilla y entrar en un hueco minúsculo, donde a penas cabe una persona, y así poder manipular el cajero y rellenarlo o vaciarlo de billetes, según convenga.
Pues ayer, la persona que se encarga de rellenar de billetes el cajero del banco en construcción de Corpus Christi, Texas, se quedó encerrada en el minúsculo hueco por más de tres horas. Sin teléfono móvil con que avisar a nadie para que lo sacaran de allí. Angustioso y claustrofóbico.
¿Qué hizo el pobre hombre? Gritar y llamar a la gente que venía a retirar dinero del cajero, pero al parecer, la construcción era tan buena que ahogaba el sonido y lo hacía irreconocible para los demás usuarios. Así que después de un buen rato de gastar su voz, decidió escribir en un papel la siguiente nota para que saliese con cada retirada.
"Por favor, ayuda. Estoy atrapado aquí dentro y no tengo mi teléfono. Por favor, llame a mi jefe en el 210..."
¿Qué haría usted al ver algo así? Pensaría que se trata de una broma de cámara oculta, como la mayoría de personas que vieron la nota. Sin embargo, hubo una persona que pensó que si la nota dijese la verdad, sería una situación terrible y decidió parar al agente de policía que en ese preciso instante pasaba por delante del banco.
Al oir los ruidos que provenían del interior del cajero, el oficial confirmó que no se trataba de una broma y puso en marcha un operativo para rescatar al pobre trabajador. Unos treinta minutos más tarde, y gracias a la ayuda de otros policías, se pudo rescatar a la persona que había sido atrapada que no ha querido revelar ninguno de sus datos, ni los de la compañía donde trabaja y, ni siquiera, de la sucursal donde estaba realizando el trabajo.
Ya hacemos bien de comprobar cada mañana al salir de casa si llevamos nuestro teléfono con nosotros. Nunca sabes qué puede pasar.