Antonio Lobato es uno de los periodistas más famosos de nuestro país. La cobertura que ofreció durante años de la F1, y en concreto del progreso de Fernando Alonso, será algo que recordemos siempre.
Y también recordaremos siempre su aspecto, su calva perfecta afeitada al milímetro, sus brillos y cómo reflejaba la luz del sol en los días de cielo despejado. Casi nos lo podemos imaginar en el paddock sorteando a los periodistas compañeros de otras cadenas.
Pero, ¿lo hubiésemos reconocido en Barcelona 92? La respuesta es muy sencilla: NO.
Esta foto de la acreditación de Antonio Lobato es, tal vez, una de esas imágenes que vale la pena enmarcar junto con el diploma de graduación y la orla de la universidad. Es como un cometa cruzando el cielo, hay que pedir un deseo. Es el fiel reflejo de una época que nunca volverá y que, a la luz del gesto del protagonista, sabía que otro estilismo era posible. Y estaremos todos de acuerdo en que el cambio fue un acierto.