Nada como un buen saludo para demostrar hermandad y este gato lo sabe. Con chulería y parsimonia, como si fuera un ritual importante pero a la vez con desdén. Esas son las normas de un buen saludo callejero y nuestro nuevo rey gatuno lo hace con el mejor de los estilos.
Observa como se acerca su dueño, responde al saludo cuando pasa y luego sigue a lo suyo -esto es, estar sentado en un brazo del sofá-. Atentos a la jugada:
Sin duda, él puede ser el Príncipe Gatuno de Belair: