Las películas y series como Sons of Anarchy han hecho que tengamos una imagen de los moteros en un mundo criminal y violento -y probablemente sea verdad para ciertos grupos- sin embargo ni mucho menos todos son así.
Durante dos años, Phil Mick, de Indiana, sufrió acoso escolar. "Me daban patadas y me insultaban", explica. Lo mantuvo en secreto durante y llegó a considerar el suicidio, hasta que su madre comenzó a sospechar por los moratones y heridas con los que llegaba regularmente a casa.
Cuando se enteró, su enfado fue descomunal. Se puso en contacto con Brent Warfield, quien está al frente de United Motorcycle Enthusiasts, organización que ha participado en multitud de eventos caritativos, y al momento se ofreció para ayudar.
Una escolta muy especial para su primer día de colegio
El primer día en un colegio nuevo es difícil para cualquier niño, pero aún más para uno que durante dos años ha sufrido palizas e insultos por parte de sus compañeros. Por eso llegar acompañado de 50 moteros, con el ruido de sus motores y chaquetas de cuero, es una forma tremendamente efectiva de darle confianza, seguridad y ganarse el respeto de sus compañeros.
"Ahora tengo un grupo de hermanos y hermanas", cuenta Phil. La escolta se encontró con Phil y sus padres y, a continuación, el joven se subió a una moto por primera vez en su vida para ir a su nuevo colegio.
El director de DeKalb Middle School, Matt Vince, aseguró que el rugido de las 50 motos era algo imposible de ignorar, haciendo que hasta los ladrillos de la escuela vibraran. "Para combatir el bullying necesitamos más acciones así", dijo. "Y lo han hecho de una forma positiva".
"Phill llegó del colegio con una sonrisa en la boca" apuntó su madre. "Y antes no lo hacía".
Moteros contra el abuso infantil
La historia de Phil no es ni mucho menos un caso aislado, hay varias organizaciones de moteros que se dedican a proteger y cuidar a niños abusados. La más conocida, sin duda, es Bikers Against Child Abuse (BACA), fundada en 1995 en Utah.
BACA ofrece varias opciones para dar seguridad a los pequeños, que van desde acompañarlos al colegio y hacerse fotos con él para que todo el mundo sepa quién es su nueva familia hasta hacer guardia en los alrededores de la casa si tiene miedo, acompañarlo a los juzgados o enviar cartas a los abusadores con tal de que lo dejen en paz.