En Galicia, al menos donde yo crecí, siempre las llamamos pulgas de mar y nunca nos preocupamos de ellas. Más bien al contrario, creo que ellas saltaban intentando huir de nosotros porque sabían que comemos todo tipo de crustáceo que caiga en nuestras manos. Por eso ahora sorprende descubrir que estos piojos de mar son carnívoros.
En concreto se alimentan de carne en descomposición, por lo que son más bien carroñeros, y por eso llama la atención el ataque ocurrido hace unos días en Australia. Un joven adolescente salió con los tobillos ensangrentados gracias a las mordeduras de estos animalitos y las fotografías han salido en todo el mundo.
Se cree que el chico no sintió nada por culpa de la temperatura del agua, muy fría, que habría tenido un efecto anestesiante en los pies. Además, una herida reciente en una de sus piernas habría podido ser la causa de que se acercasen tantos piojos de mar.
De todos modos, y como ya decía en la introducción, en España siempre ha habido de estos pequeños crustáceos y nunca ha sucedido nada. En la costa Atlántica hay bichos más grandes de los que preocuparse, y mucho más sabrosos desde luego.