Un pollo de 9 metros con el peinado de Donald Trump apareció ayer frente a la Casa Blanca, situado en la calle que se encuentra tras el edificio, de forma que quedaba perfectamente para las cámaras permanentes que enfocan la residencia presidencial. Además, su posición hacía que pareciera que estaba sobrevolándolo.
¿El responsable? Taran Singh Brar, un documentalista que lleva trabajando en la idea desde el pasado marzo, cuando se hizo con el pollo inflable de 1500 dólares con el que acudió a las protestas en Chicago que se celebraron el 17 de abril, el día que se presentaba la declaración de Hacienda en EEUU.
"El Presidente es un líder débil y cobarde, como una gallina. No se atreve a mostrarnos su declaración de impuestos, no planta cara a Vladimir Putin y está jugando a un juego muy peligroso con Corea del Norte".
Tardó cinco meses en obtener los permisos necesarios del Servicio Secreto para poder instalar a Chicken Don -como se conoce ahora al presidencial pollo- y así poderlo instalar en los alrededores de la Casa Blanca. Sin embargo, se llevó una pequeña decepción al ver que Trump estaría de vacaciones estos días -pasará 17 días en su club de golf de Nueva Jersey".
"Al principio me sentó mal, pero luego me di cuenta que, en realidad, haría que el simbolismo funcionase mejor, y además el Servicio Secreto no estará tan encima", reflexionó