Tim Burton es una de las mentes creativas más importantes de los años ochenta y noventa. Sin embargo, en algún momento en el año 2000 se dejó el talento en un taxi y ahora hay un conductor en Nueva York que hace unos vídeos de los cumpleaños de los sobrinos que tiene a toda la familia flipando con lo locos que son. Sin embargo, antes de su decadencia -con algún resplandor de su antiguo brillo como Big Fish o La novia cadáver- dejó uno de los estilos visuales más particulares.
Pocas películas entran tanto por el ojo como Pesadilla antes de Navidad -dirigida por Henry Selick pero producida con el alma de Tim Burton-. Quizá porque se hecha de menos las películas de Burton (las buenas, no eso que hace ahora), un artista ruso llamado Andrew Tarusov ha querido plasmar uno de los fenómenos del momento al estilo Burtoniano.
Y qué mejor que hacerlo con Juego de Tronos. Además de aprovechar la ola del momento, la permanente cara de angustia de Jon Snow ya tiene un aire a La melancólica muerte del niño ostra.