Los humanos nos consideramos los reyes de la tercera roca desde el sol, vivimos con la ilusión de que todo está bajo nuestro control, pero de vez en cuando la fuerza de la naturaleza se despierta para recordarnos que no, que aquí manda ella. Lo estamos viendo con los huracanes Harvey e Irma, y ahora también con el terremoto de magnitud 8 en la escala Richter que se ha vivido en la zona sur de México, en Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, con epicentro en el fondo del océano Pacífico, a 33 kilómetros de profundidad, y que ha tenido varias réplicas.
Vivir un terremoto puede ser una experiencia inquietante, especialmente si este es más que una sacudida de unos pocos segundos y puede hacerse eterno. Eso es lo que ha ocurrido en México, algo que, unido a la fuerza del temblor, ha hecho que se viva con especial intensidad.
Como suele ser habitual, las redes sociales han sido un reflejo de lo ocurrido en las calles y edificios mexicanos en los momentos siguientes al terremoto. En este caso, además, al estar el epicentro bajo el mar, también hay una alerta de tsunami.
En algunos vídeos se aprecia claramente la fuerza de la sacudida, mientras que en otros se puede ver claramente las luces de terremoto, un peculiar fenómeno poco usual para el que todavía no se tiene explicación: