¡La tragicomedia sigue! En una maniobra de genialidad, el Ministerio de Interior decidió alojar a la policía enviada a Cataluña en tres cruceros, ante los problemas que los hoteles estaban teniendo por las caceroladas organizadas en los alrededores para no dejar dormir a los agentes -ni al resto de clientes-. Para regocijo de las redes sociales, uno de los buques estaba decorado con serigrafías de Piolín, Silvestre y el Diablo de Tasmania.
El pasado fin de semana la historia de este berlanguesco proceso dio un nuevo giro cuando las imágenes aparecieron tapadas. Esto desencadenó todavía más cachondeo en las redes sociales, que pronto iniciaron una campaña para que Piolín pudiera volar libre de nuevo. #FreePiolin fue uno de los momentos tuiteros del año, pero resulta que en esta ocasión la decisión no fue del Ministerio, sino de la Warner Bros y de la propietaria del barco.
Tira y afloja entre la productora y la naviera
A la productora no le gustó en exceso que sus icónicos personajes se asociaran con el despliegue policial en Barcelona, según informa El Mundo, por lo que pidió a la empresa propietaria del buque, el Moby Dada (un nombre muy adecuado dado lo dadaísta de la situación). Sin embargo, la naviera se negó a romper el contrato con el ministerio, por lo que se llegó a una decisión salomónica: ocultar a los personajes con una lona, aunque el viento hizo que volasen algunas de ellas.
Claro que, como suele pasar en estos casos, fue peor el remedio que la enfermedad y el efecto Streisand voló en toda su gloria. Justo cuando Twitter empezaba a olvidarse del asunto le dieron más razón para volver a hablar de Piolín y Silvestre.