En el pasado Arts Electronica Festival celebrado recientemente en Linz, Austria, un robot sexual llamado Samantha ha tenido que ser retirado y enviado de vuelta al almacén por diferentes destrozos. Al parecer el constante goteo de visitantes acabó por dejarla en un estado bastante lamentable, muy sucia y con dos dedos rotos.
Su fabricante, Sergi Santos se quejaba en declaraciones a Metro de que "los asistentes se comportaban con la muñeca como bárbaros". "La gente se agolpaba para sobar sus pechos, piernas y brazos. Le rompieron dos dedos."
Su creador ha confirmado en su última entrada en el blog que Samantha se encuentra bien y que los hechos fueron altamente exagerados.
En el siguiente vídeo se puede ver una fábrica de muñecas sexuales y cómo están trabajando en inteligencia artificial para satisfacer aún más a sus dueños. Las imágenes son bastante explícitas.
Recientemente un estudio entre 263 hombres ha revelado que el 40% compraría un robot sexual, según podemos leer en el siguiente tuit. Un número que no se debería tomar nada a la ligera y que levanta muchas preguntas.