Rápido, pide un deseo. ¿Por qué? Porque estás a punto de ver uno de los fenómenos más raros de la naturaleza, tan sólo comparable al de ver un unicornio, tinta de impresora barata o un tronista leyendo un libro. Estás a punto de ver a Putin riéndose.
Porque estamos acostumbrados a verlo de muchos maneras, pero siempre serio. Encima de un caballo, descamisado, practicando judo o en visitas oficiales. Es difícil verlo sonreír, al contrario que su predecesor, Boris Yeltsin, que ese se animaba con el mero hecho de pensar en una copita de champagne.
Según podemos leer en The Telegraph, los ministros del gobierno ruso se encontraban en una mesa de trabajo cuando el titula de agricultura empezó a alabar a Alemania por sus capacidades de exportación en cuanto a la carne de cerdo. En ese sentido sugirió que ellos podrían hacer lo mismo y exportar carne de cerdo ruso a China, Japón, Indonesia o Corea del Sur.
Entonces Putin corrigió a su ministro diciéndole que en Indonesia no comen carne de cerdo, son musulmanes, a lo que el ministro replicó "qué más da". Putin, al oír tal respuesta no pudo hacer otra cosa más que reír y taparse la cara con las manos para que no se notara mucho.
La fama que se ha ganado el presidente ruso es más bien de hombre duro, por eso verle reír es como cuando se ríe un villano de James Bond. No en vano otras veces que se ha reído se ha convertido en un meme...